Las obras de nuestra fe y nuestro
amor manifiestan al mundo el Reino de Dios
Nehemías, 8, 1-12; Sal. 18; Lc. 10, 1-12
‘Designó el Señor
otros setenta y dos, y los mandó por delante de dos en dos, a todos los lugares
donde pensaba ir El’.
Un día había elegido a doce de entre los discípulos, llamándolos uno por uno y
por su nombre, a los que constituyó Apóstoles y los tenía junto a sí porque un
día había de enviarlos por el mundo entero anunciando el Evangelio.
Ahora entre la multitud de los que le siguen designa a
setenta y dos y los envía por delante con una misión especial. ¿Cuál es la
misión con los que ahora envía a estos setenta y dos? Han de ir anunciando que
el Reino de Dios está cerca. Sean aceptados o no sean aceptados ese es el
anuncio que han de realizar. ‘De todos
modos, sabed que está cerca el Reino de Dios’, han de anunciar.
‘La mies es abundante,
los obreros pocos; rogad pues al dueño de la mies que mande obreros a su mies’. Y les previene: ‘Mirad que os mando como ovejas en medio de lobos’. La tarea no ha
de ser fácil. Es mucho el campo que tienen por delante; pero ya les está
indicando donde está su fuerza. ‘Rogad al
dueño de la mies…’ Y no solo la tarea es inmensa y son pocos los obreros,
sino que además se van a ver zarandeados ‘como
ovejas en medio de lobos’. Pero esa invitación a la oración que les está
haciendo ya les está indicando que no se van a sentir nunca solos.
Llama la atención la manera de hacer el envío. ‘Poneos en camino’, les dice. ¿Qué han
de llevar en sus manos? No van a confiar en medios humanos. Me vais a permitir
que os lo diga así, pero no pone en sus manos una tablet, ni unos modernos
medios de comunicación, ni unas redes sociales de internet, ni abundancia de
medios y de recursos. La confianza y la fortaleza de la tarea la han de poner
en el Dueño de la mies a quien han de orar para sentir para siempre su
fortaleza. Cuánto nos enseña esto para la manera de hacer el anuncio del
Evangelio.
Por eso les habla del desprendimiento con que han de ir
a cumplir con su misión. ‘No llevéis
talega, ni alforja, ni sandalias…’ No son los medios humanos los que van a
dar eficacia a su misión. Su desprendimiento de medios o recursos humanos
manifiesta la confianza absoluta puesta en Dios. No será por la fuerza de lo
humano por lo que se va a imponer el Reino de Dios, sino desde la fuerza misma
de la Palabra de Dios anunciada y proclamada. Es el mensaje de la paz que han
de ir haciendo.
Con ellos el mensaje de la paz y el anuncio del Reino.
Es el Reino de Dios el que anuncian. Es comenzar por reconocer que nuestro
único Rey y Señor es nuestro Dios. Ese es el único señorío que puede haber
sobre el hombre, Dios. Por eso lo primero que han de expresar no solo con sus
palabras sino con sus actitudes más profundas y con la manera de presentarse es
esa confianza absoluta en el poder del Señor.
Lo que van a pedir a los que crean y acepten el Reino
de Dios en esas actitudes y valores nuevos que han de vivir, han de
manifestarlo los enviados en la manera de hacer el anuncio y con su propia
vida. Es el testimonio de que vivimos el Reino de Dios, de que lo tenemos
realizado en nuestra propia vida, la mejor predicación y anuncio que de él
podemos hacer. Ha de hablar nuestra vida, no solo las palabras que salgan de
nuestros labios.
Y con ese anuncio las señales del Reino que manifiesten
que todo mal ha de ser vencido. ‘Si os
reciben bien, comed lo que os pongan, curad a los enfermos que haya, y decid:
el Reino de Dios está cerca de vosotros’. Está cerca porque ya se está
manifestando en ese nuevo compartir; está cerca y como señales la curación de
los enfermos, que no son solo las enfermedades físicas, sino que es la
transformación de los corazones que se va realizando.
Es lo que nosotros también tenemos que ir haciendo. Es
el anuncio del Reino de Dios y de la paz que hemos de proclamar entre los que
nos rodean. Son las señales que nosotros también hemos de dar con nuestra vida
de que en verdad vivimos el Reino reconociendo con nuestra forma de vivir que
Dios es el único Señor de nuestra vida.
De ahí el desprendimiento generoso con que hemos de
vivir nuestra vida, la confianza total que hemos de poner en todo momento en
Dios, la paz que ha de irradiar de nosotros allá donde estemos y la
manifestación que en verdad nos hemos dejado transformar desde lo más hondo de
nosotros por la presencia del Señor. Que las obras de nuestra fe y nuestro amor
manifiesten al mundo el Reino de Dios.
ResponderEliminarseamos obediente aunque en el camino o pueblo
nos consigamos con lobos debemos de cumplir lo
mandado por el Señor. paz, salud y bien...