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jueves, 18 de julio de 2013

venid a mi los fatigados y sobrecargados

Mateo  11: 28-30
28«Venid a mí todos los que estáis fatigados y sobrecargados, y yo os daré descanso.
29Tomad sobre vosotros mi yugo, y aprended de mí, que soy manso y humilde de corazón; y hallaréis descanso para vuestras almas.
30Porque mi yugo es suave y mi carga ligera.»



Qué gozo podemos escuchar estas palabras de Jesús. Tenemos la seguridad y la certeza de que en El vamos a tener nuestro descanso. Muchas son nuestras preocupaciones; andamos mucha veces agobiados por la vida, pero El es nuestra paz.
Algunas veces nos parece que seguirle es tarea poco menos que de héroes y nos parece poco menos que imposible el seguir sus pasos. Hoy nos dice que vayamos a El, que no nos pone un yugo pesado sobre nuestra vida porque su carga es ligera, tan ligera como el amor, tan suave como la mansedumbre y la humildad.
Gracias, Señor, por el aliento que sentimos en nuestro caminar. Gracias porque eres el dulce Cireneo de nuestra vida. Contigo queremos estar siempre; tu camino queremos seguir. Señor, llénanos de tu paz.

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