Olvidáis el derecho, la compasión y la fidelidad…Limpiáis por fuera la copa y el plato mientras por dentro rebosáis de maldad…’ ¿Qué es lo transformará nuestra vida?
1Tesalonicenses 2, 1-8; Salmo 138; Mateo 23, 23-26
La verdad que son geniales las palabras de Jesús, sus imágenes y comparaciones; parábolas y alegorías que nos hacen entender el mensaje; frases lapidarias, podríamos decir, que nos impactan y nos hacen ir más allá de lo que es la literalidad de las palabras en sí mismas. ‘Coláis el mosquito y os tragáis el camello’, les dice hoy a los fariseos y maestros de la ley. Muy preocupados de lo que llamaríamos pijadas pero de las cosas grandes e importantes ni fijarnos en ellas. El mosquito se puede atragantar en tu garganta pero eres capaz de tragarte un camello entero.
Hablábamos de la literalidad de las palabras y no saberlas interpretar, no comprender lo que con ellas se nos quiere decir. muchas veces no es que no entendamos, es que nos resulta más fácil o más cómodo quedarse en esa literalidad que al final poco me compromete, pero no queremos entender, no queremos aceptar aquello que desde lo más hondo nos va a comprometer. Eso significa también el no ser auténticos en la vida, quedarnos en las apariencias, ir por lo más fácil, evitar lo que me pueda comprometer.
Es lo que les está echando en cara Jesús a aquellos dirigentes sociales de su época. Claro que tenemos que apretarnos el cinturón y pensar lo que con eso nos quiere decir hoy Jesús a nosotros, a nuestra sociedad, a nuestro mundo, ese mundo que estamos construyendo. ¿Qué fundamentos le estamos poniendo? ¿Cuáles son los valores que como verdaderos cimientos estamos poniendo en la vida? Cuando las piedras que ponemos en los cimientos no sirven porque pronto pierden la fuerza y la solidez que han de, el edificio se nos puede venir abajo. ¿Nos podrá suceder esto en nuestra sociedad en la superficialidad que estamos dejando introducir en nuestra vida y en nuestras costumbres?
Jesús les denuncia que se queden en esa superficialidad, en esas minucias de pagar impuestos simplemente por esas plantas aromáticas, pero que no sean capaces de comprometerse hacer que la vida de todos sea más digna, que haya más humanidad y más comprensión en las relaciones entre unos y otros, que se tenga un corazón verdaderamente compasivo y lleno de ternura y de misericordia, de darle más autenticidad a la vida siendo fieles a lo que de verdad se tiene que ser fiel, ya sea en nuestra relación con Dios ya sea en nuestras relaciones humanas, en el matrimonio, en las familias, entre los que son cercanos por amistad o por vecindad. ¿Qué será de verdad lo más importante?
Pero como decíamos la denuncia de Jesús no es solo para aquellas gentes sino que nos llega a nosotros. Podemos verlo como un toque de atención para nuestra sociedad en general donde estamos llamados a hacer una proclamación e esa verdad que auténticamente va a traer la salvación del hombre, pero tenemos que verlo como dirigida muy directamente a nosotros, los que nos llamamos sus seguidores, cristianos, que decimos que en Él hemos puesto nuestra fe. ¿Cuáles son esos verdaderos valores sobre los que estamos fundamentando nuestra vida? ¿En qué buscamos la plenitud y felicidad para nuestras vidas?
Podemos andar también con muchas superficialidades, con valores que no son permanentes, podemos seguir pensando en eso de pasárselo bien sea como sea que son cuatro días los que vivimos, podemos estar dejándonos contagiar por esa filosofía del mundo, podemos estar olvidando los verdaderos valores que Jesús nos transmite en su evangelio. ¿Por dónde andamos? ¿Sentiremos como se corroen y se destruyen esos cimientos que hemos puesto bajo nuestros pies y de alguna manera el edificio se nos viene abajo? ¿No será señal de ese vacío en que tantas veces nos encontramos?
‘Olvidais el derecho, la compasión y la fidelidad’, nos dice Jesús. ‘Limpiáis por fuera la copa y el plato mientras por dentro rebosáis de maldad…’ ¿Qué es lo que verdaderamente tenemos que transformar en nuestra vida?