Dios
se revela a los humildes y a los sencillos porque los que se creen entendidos y
sabios en su orgullo ponen una coraza que se cierra a la semilla de la Palabra
de Dios
Génesis 23,1-4.19; 24, 1-8.62-67; Salmo 105;
Mateo 9,9-13
Cuando queremos emprender una obra que
consideramos importante además de pensarnos bien lo que queremos proyectar y
saber si podemos llevarla a cabo, buscaremos los mejores asesores que nos
ayuden a elaborar el plan y llevarlo adelante, pero también aquellos mejores
colaboradores a los que entregaremos la realización del proyecto. Eso lo
hacemos normalmente procurando también los mejores medios, pero también las
mejores y más capaces personas que nos lo ayuden a realizar. Muchos ejemplos
podríamos poner, en el proyecto de un negocio, por ejemplo, en la construcción
de una casa, o en cualquier obra de envergadura.
Tendríamos que decir también que es lo
que tenemos que hacer en nuestro propio proyecto de vida como persona, para el
desarrollo de nuestros valores y nuestra personalidad, para encontrar ese lugar
en nuestro mundo, para seguir esa podemos llamar también vocación de la persona
que de alguna manera ha de desarrollarse en la vida. ¿Estaremos buscando los
mejores asesores, los mejores medios, la mejor preparación nuestra personal
para realizar ese nuestro personal proyecto de vida? Esto ya tendría que darnos
mucho que pensar, que revisar, que plantearnos con seriedad, porque quizás
muchas veces no es precisamente a lo que damos más valor; y la persona tiene
mucho más valor que cualquier obra por importante que sea que vayamos a
realizar en la vida. Está bien que nos planteemos todo eso y actuemos, es
cierto, con esa responsabilidad en la vida.
Me estoy planteando todo esto que en si
mismo tiene mucha importancia y siempre que nos enfrentamos a páginas del
evangelio todo eso personal de nuestra vida hemos de mirarlo y de tenerlo en
cuenta; pero lo estoy haciendo también en el contexto de lo que hoy en esta
página se nos presenta.
En primer lugar está la invitación a
Mateo por parte de Jesús para seguirle. Dios siempre tiene grandes proyectos
para nosotros. Pero vamos a fijarnos en unos detalles; Jesús está en el momento
en que va formando en torno a si a ese grupo, al que un día llamará de manera
especial para hacerlos apóstoles, y le vemos que va llamando a distintas
personas unas que se acercan a El y otras que Jesús mismo va a buscar. Es
grande el proyecto del Reino de Dios que Jesús tiene entre manos, pero los que
ha ido llamando no se destacan por especiales cosas, muchos de ellos unos
simples pescadores del lago de Tiberíades. Pero hoy vemos que se fija en
alguien distinto, un cobrador de impuestos, un hombre dedicado a los negocios,
aunque los publicanos tuvieran tan mala fama entre los judíos, que podíamos
pensar que Jesús lo escoge porque acostumbrado a ese tipo de vida quizás podría
ser un buen estratega para toda esa tarea que Jesús tiene por delante.
Pero no son esos los planes de Dios,
simplemente es el Dios que quiere que todo nombre se salve, porque para todos
sin distinción es la salvación. Pero hemos visto que Jesús se ha ido rodeando
de gente sencilla, pero entre ellos a los que son menos considerados en aquella
sociedad, como son los pecadores. Ahora vemos el juicio que están haciendo
sobre ese actuar de Jesús los que se consideraban los más justos y cumplidores.
Se quejan y critican que Jesús se rodee de publicanos y pecadores; eso era ya también
un juicio sobre aquella elección de Mateo por parte de Jesús.
Qué difícil es entender los caminos de
Dios, cuando ponemos nuestros caminos o nuestros criterios por delante. Es lo
que le estaba sucediendo a aquellos escribas y fariseos, no podían entender los
caminos de Dios y que los caminos de Dios se manifestarán precisamente en ese
actuar de Jesús.
Pero ¿qué es lo que Dios quiere? ¿Cuáles
van a ser los parámetros de ese Reino de Dios anunciado por Jesús? No va a ser
al estilo de los poderosos de este mundo, no va a realizarse el Reino de Dios
desde la prepotencia y el orgullo, desde las vanidades y las apariencias. Solo
quienes tienen un corazón humilde serán los que podrán entender lo que Jesús
quiere para nosotros. Los que se sienten pecadores, los que tienen la humildad
de reconocer que son pecadores serán los que como los que se sienten enfermos
van a acudir al médico para que los cure. Dios se revela a los humildes y a los
sencillos y se oculta a los que se creen entendidos y sabios porque su orgullo
es como una coraza que se han puesto por
la que no puede penetrar la semilla de la Palabra de Dios.
El médico ha venido para curar a los
enfermos; por eso llama hoy también a Mateo, como un día quiso hospedarse en la
casa de Zaqueo, como ahora aceptar comer en casa de Mateo rodeado de publicanos
y pecadores. Porque, ¿qué es lo que quiere Dios? ‘Misericordia quiero y no sacrificios’.
¿Cuáles son los criterios que nosotros
tenemos para tener en consideración a los que están a nuestro lado? Porque aquí
también tendríamos mucho que revisar.
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