No nos pide Jesús nada extraordinario sino que seamos capaces de tratarnos con humanidad los unos a los otros con todas sus consecuencias
2 Reyes
19, 9b-11. 14-21. 31-35a. 36; Sal 47; Mateo 7, 6. 12-14
‘Tratad a los demás como queréis que ellos os traten; en esto
consiste la Ley y los profetas’. Estas palabras de Jesús se corresponden ya
al final del sermón de la montaña que Mateo nos ha ofrecido en estos capítulos
a partir de las bienaventuranzas como un compendio de lo que era vivir el Reino
de Dios que Jesús nos viene anunciando. En una sentencia Jesús quiere que
recordemos lo que es lo fundamental que hemos de vivir.
Alguien podría pensar que esta sentencia no nos ofrece nada especial,
porque entraría dentro de una lógica humana ese trato que hemos de darle a los
demás, semejante al menos al que nos gustaría a nosotros recibir. Nos puede
parecer sencillo y nada extraordinario, pero es que Jesús no nos pide nada
extraordinario, sino que seamos capaces de hacer extraordinariamente bien las
cosas sencillas y normales de cada día.
Todo lo que Jesús nos ha ido pidiendo a lo largo del sermón de la
montaña que hemos venido escuchando lo que pretende es que seamos realmente
humanos los unos con los otros. Sí, el amor verdadero nos hace humanos, nos
hace que nos tratemos con humanidad. Cuando nos tratamos con humanidad hacemos
desaparecer todo aquello que nos divide, nos separa, nos enfrenta o nos aísla.
Es todo el mensaje de amor que hemos de vivir.
No es camino fácil; nos es camino de dejarse llevar, arrastrar por los
impulsos que en cada momento vayamos teniendo, sino que significará, es cierto,
un camino de superación, un camino en el que tenemos que ser capaces de
dominarnos y controlarnos a nosotros mismos, un camino que hemos de realizar
con esfuerzo. Digo camino de superación, dominio y esfuerzo, porque ya bien
sabemos cuales son nuestras reacciones, cuales son esos atisbos de orgullo, de
amor propio o de egoísmo que muchas veces pueden ir apareciendo en nuestra
vida. No siempre es fácil.
¿No quieres tú que te traten con humanidad? Y humanidad significa
respeto, consideración, valoración, comprensión, aceptación mutua. Y con
humanidad nos amamos y nos perdonamos, con humanidad nos damos cuenta que todos
somos hermanos, con humanidad somos capaces de no tener en cuenta lo que nos
hayan podido hacer para reemprender una y otra vez el camino. Seamos capaces de
hacerlo también con los demás, aunque muchas veces nos cueste, aunque muchas
veces tengamos la tentación de ver primero la pajita del ojo ajeno como nos decía
ayer Jesús.
Es a lo que Jesús se refiere en sus palabras hoy. ‘Entrad por la
puerta estrecha. Ancha es la puerta y espacioso el camino que lleva a la
perdición, y muchos entran por ellos’.
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