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lunes, 7 de marzo de 2016

El encuentro de fe con Jesús nos llena de vida y nos pone siempre en camino para ir al encuentro con los demás y llevarles vida

El encuentro de fe con Jesús nos llena de vida y nos pone siempre en camino para ir al encuentro con los demás y llevarles vida

Isaías 65,17-21; Salmo  29; Juan 4,43-54
No es fácil que ante una palabra que me diga alguien sobre lo que tengo que hacer yo inmediatamente me decida a realizarlo. Se necesita una confianza grande para fiarse de alguien así a la primera palabra que nos diga. Queremos sopesar bien lo que se nos dice, los pros y los contras que pueda haber en lo que debo realizar antes de decidirse uno, porque a ciegas así uno no se deja conducir.
Sin embargo hoy en el evangelio escuchamos que aquel hombre que había acudido a Jesús con el problema de la enfermedad grave de su hijo, ante una sola palabra de Jesús, acepta y se pone en camino. El hombre creyó en la palabra de Jesús y se puso en camino’, nos dice el evangelista. Pero es que aquel hombre había acudido con fe a Jesús. Había subido desde Cafarnaún a Caná donde se encontraba en estos momentos Jesús ‘y le pedía que bajase a curar a su hijo que estaba muriéndose’.  
Una hermosa lección y mensaje para la confianza y la fe que hemos de poner en Jesús en nuestra oración. Se uniría este pasado a todos aquellos otros momentos en que Jesús nos habla de la oración y de la perseverancia con que hemos de orar, de la seguridad de cómo siempre somos escuchados, y de la manera cómo hemos de hacer nuestra oración con una grande humildad. Recientemente escuchábamos la oración del publicano que subió al templo al mismo tiempo que el fariseo y como el publicano que humildemente se reconocía pecador delante del Señor bajó a su casa realmente justificado.
Pero creo que también el mensaje nos está enseñando cómo hemos de saber ponernos en camino. Sí, ponernos en camino, porque la fe que tenemos en Jesús no nos permite quedarnos insensibles e impasibles con los brazos cruzados.
Ponernos en camino tras el encuentro con el Señor para ir al encuentro con los demás; ponernos en camino porque tenemos un mensaje que trasmitir; ponernos en camino porque el amor nos hace activos ante las necesidades y sufrimientos de los demás; ponernos en camino para ser capaces de superarnos, de luchar, de no dejarnos arrastrar por la frialdad y la rutina, de no dejarnos vencer por tantos apegos que se nos meten en el alma y que son como rémoras que no nos dejan avanzar.
Nos fiamos de la Palabra de Jesús porque en El ponemos toda nuestra fe. Sabemos que el encuentro con El será siempre para vida y esa vida tenemos que llevarla también a los demás. Nos fiamos de Jesús y siempre queremos estar en camino. Así proclamaremos la gloria del Señor.

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