Cantemos un cántico de amor a Dios que derrama su misericordia sobre nosotros con el cántico de María que es el cántico de la misericordia
1Samuel
1,24-28; Sal.: 1S 2,1.45.6-7.8; Lucas 1,46-56
Del cántico de María podemos decir muchas cosas y
podríamos darle muchas denominaciones según la lectura que de él hagamos. Es
grande su riqueza porque es grande lo que siente María en su interior por lo
que no cesa de cantar y alabar a Dios. Hoy quisiera yo llamarlo el cántico de
la misericordia.
María canta agradecida a Dios - ‘Proclama mi alma la grandeza del
Señor, se alegra mi espíritu en Dios, mi salvador’ - porque en las maravillas que en ella está realizando se ven cumplidas
todas aquellas antiguas promesas de la misericordia de Dios que se iba a
derramar sobre la humanidad.
‘Auxilió a… su pueblo acordándose de
la misericordia prometida desde antiguo a favor de Abrahán y su descendencia
para siempre’. Se cumple lo prometido por Dios
desde los albores de la humanidad. Y cuando dice Abrahán y su descendencia está
hablando de aquel pueblo creyente que tuvo su origen en Abrahán nuestro padre
en la fe.
La promesa de Dios en el paraíso tras el pecado de Adán
es una promesa de misericordia. El hombre había pecado porque en su orgullo y
soberbia no solo se había querido apartar del camino de Dios sino que había
querido erigirse a si mismo en Dios. ‘Seréis
como dioses’, le tienta la serpiente. Pero no quiere Dios que el hombre
permanezca en la muerte y en el pecado. Habrá una victoria que será la de la
misericordia y el perdón. Anuncia aquel linaje de la mujer, aquel hijo de la
mujer que un día aplastaría con su pie la cabeza de la serpiente, aunque
quisiera herirle en el calcañal. Es la victoria del amor y de la misericordia.
Ha llegado la hora en que se cumplen las promesas de
Dios y no solo para aquel pueblo sino para toda la humanidad. ‘Su misericordia llega a sus fieles de
generación en generación’, canta María. Dios en su misericordia se ha
fijado en los pequeños y en los pobres, vuelve su rostro sobre todos los que sufren
las consecuencias del mal y del pecado en este valle de lágrimas y nos ofrece
el paño de su consuelo que va a enjugar todas esas lágrimas porque en su
misericordia llega el perdón y la gracia, llega el sentido de una nueva vida
con la salvación que Dios nos ofrece y que se derrama en nosotros por el hijo
de María, Jesús que salvará a todos de sus pecados. Aquel hijo de María que se
está gestando en sus entrañas será nuestra vida y nuestra salvación, será la
manifestación gloriosa de la misericordia eterna de Dios.
Todo se va a transformar porque la muerte es derrotada
por la vida. Los que viven oprimidos por cualquier tipo de esclavitud van a ser
liberados, y los pequeños y los humildes
van a ser exaltados mientras dispersa a los soberbios de corazón y derriba del
trono a los poderosos. La imagen la tenemos en María, la pequeña, la
humilde, la que se considera la última y la esclava pero en quien se están
realizando maravillas. ‘El poderoso ha
hecho obras grandes en mí’, canta María. Es María la que va a ser causa de alegría
para muchos y todos van a felicitarla de generación en generación porque acogió
a Dios en su vida de tal manera que en ella Dios se hizo carne para que
pudiéramos palpar a Dios, sentirnos inundados por su amor, envueltos en el
manto de su misericordia.
Cantemos un cántico de amor al Señor con el cántico de
María.
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