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jueves, 24 de diciembre de 2015

Gracias, Señor, porque en tu misericordia has visitado a tu pueblo con el nacimiento de Jesús iluminando nuestras vidas y llenándonos de la paz de la salvación

Gracias, Señor, porque en tu misericordia has visitado a tu pueblo con el nacimiento de Jesús iluminando nuestras vidas y llenándonos de la paz de la salvación

Lucas, 1, 67-80
Estos días fui a visitar a un sacerdote mayor, bastante anciano, que me recibió con muy buena acogida y estuvimos largo rato charlando, y al final de la visita cuando ya me marchaba me dijo con mucha emoción ‘gracias por la visita’. Realmente he de reconocer que muchas veces en mi ministerio cuando visitaba a los enfermos y a los ancianos la mayoría de ellos, por no decir todos, se expresaban siempre con el mismo sentimiento de gratitud. ‘Gracias por la visita’.
Me vais a decir que no descubro nada nuevo porque es de bien nacidos el ser agradecidos como dice nuestro refranero popular. Es hermoso que en la vida seamos agradecidos; es hermoso que seamos agradecidos los unos con los otros cuando nos visitamos o nos prestamos cualquier servicio. ¿Por qué comienzo mi reflexión con estos comentarios?
Si nos fijamos en el evangelio que en esta mañana del ultimo día del Adviento hemos escuchado esas son las palabras que escuchamos en boca del anciano sacerdote Zacarías. ‘Bendito sea el Señor, Dios de Israel, porque ha visitado y redimido a su pueblo’. Dios le había concedido un hijo en su vejez; el ángel del Señor le había explicado cual era el sentido y la misión del niño que nacía, que venia ‘con el espíritu y el poder de Elías, para reconciliar a los padres con los hijos… y para preparar al Señor un pueblo bien dispuesto’. Aquel nacimiento de Juan a quien íbamos a llamar el Bautista era la señal de la visita de Dios a su pueblo, ‘suscitando una fuerza de salvación como lo había prometido desde antiguo por medio de sus santos profetas’.
Terminará su cántico proclamando una vez más ‘por la entrañable misericordia de nuestro Dios nos visitará un sol que nace de lo alto para iluminar a los que están en tinieblas y en sombras de muerte y para dirigir nuestros pasos por el camino de la paz’. Es el canto de agradecimiento al mismo tiempo que el anuncio de aquel que va a nacer, ‘sol que nace de lo alto’ y que es la visita definitiva de Dios para traernos la luz, la paz, la salvación.
Ya estos días pasados hemos reflexionado también sobre esa visita de Dios que veíamos significada en la visita de María a su prima Isabel. Y es para lo que ahora nosotros, ya en este ultimo día del Adviento, queremos seguir preparándonos, para esa visita de salvación que tiene que significar la navidad en nuestra vida.
Si Zacarías era capaz de bendecir y dar gracias a Dios porque estaba viendo esa visita salvadora de Dios en el nacimiento de su hijo, ‘el profeta del Altísimo que irá delante del Señor para preparar sus caminos, para anunciar a su pueblo la salvación con el perdón de los pecados’, cuánto más nosotros que ya tenemos a Jesús tenemos que saber dar gracias a Dios por su visita de amor. ‘Gracias, Señor, por tu visita’, tenemos nosotros también que saber decirle al Señor. 

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