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martes, 4 de agosto de 2015

Jesús siempre viene a nuestro encuentro, tiene una palabra de ánimo para nosotros y nos llena de una nueva vitalidad

Jesús siempre viene a nuestro encuentro, tiene una palabra de ánimo para nosotros y nos llena de una nueva vitalidad

Números 12, 1-13; Sal 50; Mateo 14, 22-36
Jesús siempre viene a nuestro encuentro cualquiera que sea la situación en la que nos encontremos. Creo que es algo que no deberíamos olvidar. Sobre todo cuando nos sentimos solos o en los peores momentos de nuestra vida. Nos parece que no podemos, que no avanzamos, que no alcanzamos las metas propuestas, pues abramos bien los ojos de la fe y descubramos su presencia; no nos engañemos, no pensemos en fantasmas, como tampoco estemos buscando hechos especialmente milagrosos, porque llega el Señor cuando menos lo esperamos y de la manera quizá que menos pensamos.
Cuantos miedos nos atenazan en la vida que nos hacen perder el pie, perder la paz. Todo se nos vuelve oscuro porque los problemas pueden ser muchos y quizá duros, o porque nos habíamos trazados unos planes que quizá no eran verdaderamente los planes de Dios, sus designios divinos. Y se nos hace difícil ver, se nos hace difícil creer. Nos parece que nos hundimos.
Es lo que nos refleja el evangelio de hoy. Jesús los pone en camino; han de atravesar el lago para ir a la otra orilla; el trayecto se les está haciendo muy costoso, porque los vientos los tienen en contra y el mar, el lago parece que se va a embravecer. Van solos; o al menos eso es lo que ellos piensan. Porque cuando mas dura se les está haciendo la travesía, resulta que Jesús va a su lado, pero no lo saben ver.
Les parece que es Jesús pero les parece también un fantasma; quieren pruebas; Pedro quiere caminar también sobre las aguas como Jesús, pero sigue dudando y sigue teniendo miedo; con dudas y con miedos no se puede tener seguridad, y comenzó a hundirse. Pero allí está Jesús que tiene su mano.
Cuando Jesús está a nuestro lado siempre nos está tendiendo la mano para que tengamos seguridad; siempre nos está poniendo el camino porque no nos podemos quedar siempre en la misma orilla; con Jesús aparecerán iniciativas nuevas, nuevos impulsos, nos sentiremos siempre estimulados a lo mejor porque no nos podemos quedar en mediocridades, siempre tenemos que tender a más.
‘No tengáis miedo’, les dice Jesús. Y cuando tienen la seguridad de que Jesús está con ellos vuelve la calma; con la seguridad de que Jesús está con nosotros no nos faltará la paz aunque tengamos los vientos en contra, aunque nos sea dificultoso el camino o algunas veces no tengamos por donde salir.
Es la firmeza de nuestra fe. Es la confianza que el Señor despierta en nosotros. Son los nuevos impulsos que sentimos movidos por su Espíritu. Son las nuevas tareas que somos capaces de emprender. Son esas iniciativas que nos sugiere el Espíritu en la tarea de la nueva evangelización. Con Jesús no nos hundimos. Tenemos seguridad. Abramos bien los ojos de nuestra fe para vivir a Jesús que nos sale al encuentro en todo momento, en toda circunstancia, en toda ocasión. Jesús siempre tiene una palabra de ánimo para nosotros y nos llena de una nueva vitalidad.

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