‘¡Señor, enséñanos a orar!’, enséñanos a decir ‘Padre’, a sentir tu amor, a amar con tu amor
2Corintios
11,1-11; Sal
110; Mateo
6,7-15
En otro lugar del
evangelio los discípulos porque ven con frecuencia orar a Jesús - ¡cómo sería
aquella oración que de tal manera los impresionaba! - le piden que les enseñe a orar. En este
evangelio Mateo nos sitúa la enseñanza de Jesús sobre la oración en el marco
del sermón de la montaña, porque aquí quiere recoger el evangelista lo que
viene a ser lo programático del mensaje de Jesús. De ahí que en este marco nos
deje la enseñanza fundamental sobre la oración.
Y Jesús comienza diciéndonos
que para orar no necesitamos muchas palabras. ‘Cuando recéis, no uséis muchas palabras, como los gentiles, que se
imaginan que por hablar mucho les harán caso. No seáis como ellos, pues vuestro
Padre sabe lo que os hace falta antes que lo pidáis’. Con la enseñanza de
Jesús podríamos decir que una sola palabra basta, llamar a Dios ‘Padre’. Ahí está todo encerrado. Por
ahí tendríamos siempre que comenzar. Es la primera expresión de fe y de amor
que tendríamos que decir. Mas que decir creo que lo que tendríamos es que
sentir.
Decir ‘Padre’. es sentirnos amados porque
somos hijos; decir ‘Padre’ es
llenarnos de confianza; decir ‘Padre’es
ponernos en las manos de Dios; decir ‘Padre’
es decir que queremos amar; decir ‘Padre’
es comenzar a mirar a Dios con nuevos ojos, con los ojos de un hijo que se
siente amado; decir ‘Padre’ es
comenzar a mirar a los que están a nuestro lado como hermanos; decir ‘Padre’ es sentirnos humildes delante de
El; decir ‘Padre’ es sentirnos
perdonados porque Dios sigue confiando en nosotros; decir ‘Padre’ es ponernos en un camino nuevo, el del amor, el de buscar
la paz, el de trabajar por la justicia, el de construir el Reino; decir ‘Padre’ es no sentirnos abandonados
nunca porque la providencia de Dios nos cuida aunque muchos sean los problemas
que tengamos; decir ‘Padre’ es sentir
la paz de Dios en nuestro corazón; decir ‘Padre’
es sentir su fuerza para luchar, para hacer el bien, para apartarnos del mal,
para vencer la tentación. Decir ‘Padre’ es
el gozo más grande que podemos sentir en el alma.
‘¡Señor, enséñanos a orar!’, le pedimos; enséñanos a decir ‘Padre’, a sentir tu amor, a amar con tu
amor.
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