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lunes, 15 de junio de 2015

Creemos en verdad un mundo más humano siendo capaces de ser comprensivos los unos con los otros y capaces de perdonarnos

Creemos en verdad un mundo más humano siendo capaces de ser comprensivos los unos con los otros y capaces de perdonarnos

2Corintios 6, 1-10; Sal 97; Mateo 5, 38-42
‘Yo, en cambio, os digo: No hagáis frente al que os agravia. Al contrario, si uno te abofetea en la mejilla derecha, preséntale la otra’. Contrapone Jesús esta sentencia al dicho comúnmente aceptado por todos de ‘Ojo por ojo, diente por diente’, que hemos de reconocer que sigue siendo aun hoy norma de actuar de muchos.
Quizá esa expresión del ‘ojo por ojo y diente por diente’ habían nacido como un querer poner un cierto límite a los deseos de venganza que surgen en el corazón cuando se nos hace daño. Se limitaba para que nadie se excediera en que la venganza no podía sobrepasar el límite de la injuria recibida. Pero Jesús nos cambia los esquemas.
‘No hagáis frente al que os agravia’, no entres en la espiral de la violencia, sino más bien crea el circulo del amor. La violencia engendra fácilmente violencia; lo comprobamos todos los días en nuestras relaciones, en lo que vemos a nuestro alrededor y hasta en lo que guía las relaciones a más alto nivel, dígase de unos grupos contra otros o de unas naciones contra otras. Pensamos que con la violencia vamos a resolver las cosas, sin darnos cuenta de que quien sufre violencia, aunque nosotros digamos que es por un castigo merecido, va a hacer surgir en el corazón de quien la sufre resentimientos, rencores, odios, deseos de revancha y provocará más violencia interior y que también se va a manifestar en las cosas que hagamos.
Es el estilo nuevo de los que escuchamos a Jesús y queremos vivir en los parámetros del Reino de Dios. Qué terrible es cuando el odio se mete en el corazón y no sabemos apagar ese fuego tormentoso. ‘Dichosos los que trabajan por la paz’, nos diría Jesús en las bienaventuranzas; dichosos nosotros si somos capaces de ir sembrando semillas de paz verdadera en el corazón de los hombres, porque siempre estamos dispuestos al perdón, a la misericordia, a la compasión.
Cuanto nos cuesta comprender esto y, sobre todo, cuanto nos cuesta vivirlo. Quizá en una reflexión serena lo podemos ver claro, pero cuando llega a nosotros la violencia, cuando nos sentimos heridos u ofendidos cuánto nos cuesta hacer brotar de nuestro corazón el perdón y no perder la paz en nuestro interior.
Decíamos antes que ‘el ojo por ojo y el diente por diente’ sigue siendo norma de conducta hoy para muchos. Les cuesta comprender y aceptar con humildad ese don del perdón y de la misericordia. Quizá hasta hablamos de hacer hoy un mundo mejor, y hablamos de respeto y de libertades y de no sé cuantas cosas más, pero cuando llegamos a este punto de perdonar cuando somos injuriados, por ahí ya no pasamos y se nos viene abajo todo lo otro que habíamos dicho de esas relaciones humanas entre todos. Ya escuchamos muchas veces casi como chance o como burla el que nos repitan esas palabras de Jesús de poner la otra mejilla. Nos quedamos en la anécdota, por así decirlo, pero no somos capaces de entrar en la orbita del perdón.
Creemos en verdad un mundo más humano, y sabiendo como sabemos que todos somos débiles y cometemos errores tengamos como un valor importante el que seamos capaces de ser comprensivos los unos con los otros y capaces de perdonarnos. 

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