Busquemos el amor que le dará plenitud a todos los mandatos del Señor y nos los hace vivir en fidelidad
2Corintios 3, 4-11; Sal 98; Mateo 5, 17-19
¿Significan estas palabras de Jesús que tenemos que ser meros cumplidores a la letra de los mandamientos? ¿Nos vamos a quedar en un cumplimiento frío y literal de los mandamientos o tendrán otro sentido las palabras de Jesús? Fijémonos bien en sus palabras que lo que quiere es que le demos hondo sentido a nuestra vida y a todo lo que hacemos. No ha venido, es cierto, a abolir la ley del Señor, sino como nos dice, a darle plenitud, a que le demos profundidad y sentido a nuestra vida.
Ya denunciaba Jesús la actitud de los fariseos que se convertían en unos meros y hasta fanáticos cumplidores de la letra de la ley, un cumplimiento muy lleno de apariencias y vanidades porque muchas veces hacían las cosas solo para que los viesen; y es eso lo que no quiere Jesús para nosotros; como tampoco quiere que nos quedemos en apariencias, sino que realicemos las cosas desde lo más hondo de nosotros mismos para que busquemos por encima de todo siempre la gloria del Señor. Los mandamientos del Señor son como ese cauce por el que hemos de circular en la vida para saber que obramos en rectitud y en la buena dirección, para que en todo lo que hagamos busquemos siempre, no nuestra gloria y vanidad sino la gloria del Señor.
Por eso nos dice que hasta lo que nos parece menos importante, tiene su importancia porque nos estará dando la medida de nuestra fidelidad. Y el que es fiel en lo pequeño será capaz de ser fiel en lo grande, en lo que es verdaderamente importante. Bien sabemos lo que nos suele suceder que cuando comenzamos a dejamos de lado algunas cosas porque nos parecen que no tienen importancia, fácilmente vamos cayendo por la pendiente de la superficialidad, de las banalidades pero que se pueden convertir pronto en nuestra vida en un pozo hondo y lleno de negrura siendo infieles en cosas de mayor calado, por decirlo de alguna manera. De ahí esa necesaria fidelidad en las cosas pequeñas como hoy nos está diciendo Jesús.
Pero no es cumplir por cumplir, sino encontrarle el verdadero sentido y motivación a todo aquello que vamos haciendo. Y la motivación grande que Jesús nos va a dar en el Evangelio es el amor. La consideración de lo que es el amor grande que Dios nos tiene y la respuesta de amor que en consecuencia nosotros hemos de dar. Ese es el camino que nos lleva a la plenitud. Por eso Jesús terminará diciéndonos en el evangelio que nos deja un solo mandamiento, el del amor.
Busquemos el amor que le dará plenitud a todos los mandatos del Señor y nos los hace vivir en fidelidad
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