Jesús es nuestro Pastor pero es también la puerta segura que nos conduce a la vida y la salvación
Hechos, 11,1-18; Sal
41; Juan
10,1-10
Una puerta que se abre ante nosotros pueda quizás
llenarnos de incertidumbre ante lo que tras ella nos podemos encontrar;
humanamente podríamos pensar que tras la puerta está lo desconocido y eso
ciertamente nos puede producir en esa incertidumbre un cierto miedo ante lo que
nos podemos encontrar.
Pero cuando hoy Jesús nos dice en el evangelio que El
es la puerta desde la fe que tenemos en él no caben los miedos ni las
incertidumbres porque sabemos que en El y con El siempre vamos a encontrar vida
y sus caminos nos llevarán siempre a la felicidad final y verdadera. El nos lo
ha dicho hoy ‘Yo he venido para que
tengan vida y la tengan abundante’. Con El lo que tenemos que hacer es
dejarnos llevar, no por supuesto pasivamente sino sabiendo bien y a ciencia
cierta lo que nos vamos a encontrar y lo que queremos es hacer ese camino que
tras la puerta se abre ante nosotros.
Siguiendo con la alegoría del pastor y de las ovejas al
mismo tiempo que nos dice que El es la puerta, también nos ha dicho que es el
pastor que entra por la puerta, porque viene en nuestra búsqueda, porque quiere
ofrecernos lo mejor para nuestra vida, porque nos conoce y nos ama y siempre
querrá regalarnos su vida y su salvación. ‘Quien
entre por mí, se salvará, y podrá entrar y salir, y encontrará pastos’, nos
dice Jesús. Con El siempre nos sentimos seguros.
Con estas palabras de Jesús podemos pensar en los pastores
que en nombre de Jesús tienen la misión de ayudarnos a entrar por esa puerta
porque su misión será siempre llevarnos a Jesús y hacernos llegar la gracia de
Jesús; en estos días al celebrar al Buen Pastor estamos haciendo oración por
los pastores de la iglesia y por las vocaciones. Es la valoración que los
cristianos tenemos que hacer de aquellos llamados del Señor para en su nombre
ser pastores del pueblo de Dios y como en nuestra oración hemos de tenerlos
siempre presentes para que sean fieles a su misión y siempre nos puedan
conducir hasta Jesús y su salvación.
Pero se me ocurre pensar que no solo en este sentido
hemos de escuchar las palabras de Jesús en el evangelio, sino que ahí hemos de
ver la tarea que todos los cristianos tenemos, porque todos hemos de ser signos
de esa puerta que es Jesús, y todos tenemos que ayudar a los que están a
nuestro lado para que pasando por esa puerta de gracia puedan llegar a la vida,
puedan encontrarse también con Jesús y alcanzar la salvación. En cierto modo,
con Jesús, todos hemos de ser puerta que ayude a los demás a ese encuentro con
Cristo.
Es la misión y la tarea de toda la Iglesia en todo
momento, que no puede ser obstáculo sino siempre signo y camino de luz y de
vida para todos los hombres. Que el testimonio de nuestra vida sea un signo
claro que conduzca a todos hacia esa puerta, hasta Jesús.
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