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lunes, 16 de febrero de 2015

¿No tenemos motivos suficientes para creer el reconocer cada día el amor que el Señor nos tiene?

¿No tenemos motivos suficientes para creer el reconocer cada día el amor que el Señor nos tiene?

Génesis 4,1-15.25; Sal 49; Marcos 8, 11-13
‘Los fariseos se pusieron a discutir con Jesús; para ponerlo a prueba, le pidieron un signo del cielo…’ Siempre estamos pidiendo signos, señales, milagros; no solo fueron entonces los fariseos y en general todos los que acudían a Jesús, somos también nosotros los que en nuestras dudas, nuestros agobios o nuestras preocupaciones estamos haciendo lo mismo. No es solo la gente que acude corriendo allá donde nos dicen que sucedes cosas extraordinarias, muy proclives a apariciones y señales del cielo, sino que allá en nuestro interior cuando pedimos con intensidad alguna cosa al Señor desde nuestras necesidades de alguna manera parece como si le quisiéramos hacer chantaje.
¿No tenemos motivos suficientes para creer el reconocer cada día el amor que el Señor nos tiene y que se nos manifiesta en la misma vida que nos da? ¿No tendríamos que aprender a reconocer la paz que tantas veces sentimos en nuestro corazón y que es una muestra clara de que el Señor está con nosotros? ¿No tendríamos que aprender a agradecer la Palabra del Señor que cada día se nos proclama o tenemos la oportunidad de escuchar allá en lo hondo del corazón si con atención y con fe cogemos la Biblia en nuestras manos y nos ponemos a meditarla?
‘¿Por qué esta generación reclama un signo? Os aseguro que no se le dará un signo a esta generación’, escuchamos hoy decir a Jesús en el evangelio. Muchas señales les había ido dejando Jesús; muchos milagros, por ejemplo, contemplamos en el Evangelio. Pero es más, esa cercanía de Jesús, esa atención y escucha a cuantos acudían a El, esa Palabra que continuamente iba proclamándoles era la señal clara que tenían ante sus ojos. Y la gran prueba, la gran señal sería su entrega hasta la muerte, sería su pasión y muerte de Cruz, sería su Pascua.
Y eso nosotros no lo podemos olvidar. Cada día podemos vivirlo; cada día tenemos la oportunidad de vivirlo cuando celebramos la Eucaristía. Ahí está el gran milagro de amor de Jesús, porque cada vez que celebramos la Eucaristía estamos proclamando, anunciando, viviendo su muerte y su resurrección, su Pascua. Con verdadera fe, con verdadero sentido tenemos que vivir nosotros la Eucaristía y sentir y gozarnos en esa presencia de gracia y de vida, en esa presencia de Jesús que nos ama y por nosotros se entrega.
Aprendamos a descubrir cada día en nuestra vida tantos milagros de amor de Dios para nosotros y nuestra fe no decaerá, nuestra fe se mantendrá siempre firme. Demos gracias a Dios por su presencia de amor.

4 comentarios:

  1. Asi es el señor Nunca nos abandona, su amor está en todo momento, a veces no nos damos cuenta, por el trajinar de nuestras vidas, pero el siempre esta en su inmensa misericordia. ALABADO SEA EL SEÑOR, PARA SIEMPRE!!

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  2. Asi es el señor Nunca nos abandona, su amor está en todo momento, a veces no nos damos cuenta, por el trajinar de nuestras vidas, pero el siempre esta en su inmensa misericordia. ALABADO SEA EL SEÑOR, PARA SIEMPRE!!

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  3. Asi es el señor Nunca nos abandona, su amor está en todo momento, a veces no nos damos cuenta, por el trajinar de nuestras vidas, pero el siempre esta en su inmensa misericordia. ALABADO SEA EL SEÑOR, PARA SIEMPRE!!

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  4. Asi es el señor Nunca nos abandona, su amor está en todo momento, a veces no nos damos cuenta, por el trajinar de nuestras vidas, pero el siempre esta en su inmensa misericordia. ALABADO SEA EL SEÑOR, PARA SIEMPRE!!

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