Cuidado con las falsas levaduras que nos pueden contagiar y apartar del camino del Reino de Dios
Génesis
6,5-8; 7,1-5.10; Sal
28; Marcos
8,14-21
‘Tened cuidado con la
levadura de los fariseos y con la de Herodes’. No entienden lo que les quiere
decir Jesús. Están pensando que les está echando en cara que se olvidaron de
llevar pan. Iban atravesando el lago en barca y solo llevaban un pan. Jesús les
recuerda que por qué había que preocuparse por eso, como queriéndoles decir que
es otra cosa de lo que les está hablando. Les recuerda las diversas
multiplicaciones de los panes donde sobró pan después que todos habían comido
hasta hartase.
¿Qué es lo que quiere decir Jesús? ¿Qué hace la
levadura en el pan? Fermenta la masa de manera que el pan tenga su contextura
propia y tenga su sabor. Ya tenían que comer pan sin levadura en la pascua
recordando la escasez que pasaron en el desierto y cómo en el éxodo tuvieron
que salir a toda marcha de Egipto sin dejar tiempo para que se fermentara la
masa.
Por eso ahora Jesús quiere decirles algo más. Les habla
de la levadura de los fariseos o la de Herodes. Era un sentido bien distinto,
una concepción bien distinta de lo que había de ser una verdadera religiosidad
la que tenían los fariseos. Y por su posición social tenían mucha influencia en
la gente. Y en referencia a Herodes era la maldad que había en su corazón y el
estilo de vida sensual y lujurioso en que vivía. Eran cosas que podían influir
y contagiar.
Es de lo que les quiere prevenir Jesús. El viene con la
novedad del evangelio y el estilo de vida que han de vivir ha de ser más
auténtico no dejándose arrastrar ni por las vanidades del mundo ni por las
reglamentaciones que encorsetan los corazones propias de los fariseos. La
verdad del evangelio nos hace verdaderamente libres y auténticos. No podemos
vivir con ataduras que nos esclavicen.
Ya nos decía, recordando a Isaías, que venía para dar
libertad a los oprimidos. Hay muchas cosas que nos pueden oprimir y esclavizar
de las que Cristo quiere liberarnos. Es el camino que nos enseña en el
evangelio. Es el Reino de Dios que nos anuncia, donde nuestro único Señor es
Dios y su amor. Así nos sentiremos de verdad con un corazón libre; así no habrá
temores en nuestra vida si tenemos a Dios con nosotros.
Hay muchas falsas levaduras que pueden influir en el
mundo en el que vivimos. Todo nos puede parecer bueno porque todos lo hacen,
pero no siempre es así. No porque todos los hagan significa que las cosas sean
buenas. Por eso hemos de estar con ojo avizor para no dejarnos arrastrar por la
pendiente de la tentación. Hay tantas pendientes resbaladizas en este mundo tan
materialista, tan sensual, tan lleno de caprichos. Hemos de tener criterios
claros y los hemos de buscar en el Evangelio; hemos de saber dejarnos conducir
por el Espíritu del Señor que nos dará luz y fuerza y hará posible que podamos
vivir con un corazón limpio y libre.
Cuidado con las falsas levaduras que nos pueden
contagiar y apartar del camino del Reino de Dios.
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