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viernes, 29 de agosto de 2008

El Bautista, precursor del nacimiento y de la muerte de Jesús

El Bautista, precursor del nacimiento y de la muerte de Jesús
Jer. 1, 17-19
Sal. 70
Mc. 6, 17-29

La liturgia llama a san Juan Bautista ‘precursor del nacimiento y de la muerte’ de Jesús, ‘mártir de la verdad y de la justicia’. El pasado 24 de junio celebrábamos su nacimiento – sólo se celebra el nacimiento de Jesús, la Virgen María y Juan el Bautista – y hoy celebramos su martirio y su muerte.
Precursor del Mesías, precursor de su nacimiento, pues vino a preparar los caminos del Señor y seis meses antes que Jesús celebramos su nacimiento. Con Juan Bautista hacemos el camino del Adviento preparándonos para la Navidad, celebración del nacimiento de Jesús. Era el anunciado por los profetas que venía a preparar los caminos del Señor, a preparar un pueblo bien dispuesto, como le anunció el ángel a Zacarías.
Como testigo de la verdad y de la justicia se presenta ante el pueblo en su austera figura. Vestido de piel de camello y comiendo saltamontes y miel silvestre allá en el desierto junto al Jordán invitaba a la conversión para preparar el camino del Señor. Con su palabra fuerte iba señalando a cada uno lo que había de hacer, para caminar por caminos de rectitud, de justicia y de amor. ‘Raza de víboras, ¿quién os ha enseñado a escapar del juicio inminente? Dad frutos que prueben vuestra conversión... todo árbol que no da buen fruto va a ser cortado y echado al fuego’.
Y ante la pregunta de qué tenían que hacer les invitaba a compartir ‘el que tenga dos túnicas que le dé al que no tiene ninguna’, a no exigir más de lo establecido, a no usar de la violencia ni a hacer extorsión a nadie. También al rey Herodes ‘le decía que no le era lícito tener la mujer de su hermano’.
Sentía sobre sí la palabra del Señor dicha a Jeremías. ‘Tú cíñete los lomos, ponte en pie y diles lo que yo te mando. No les tengas miedo... te convierto hoy en plaza fuerte, con columna de hierro, en muralla de bronce frente a todo el país... a los reyes y a los príncipes... a los sacerdotes y a las gentes del campo...’ Era un testigo de la verdad y de la justicia.
Pero es precursor de la muerte de Jesús. Su muerte le convierte en mártir, en anuncio y anticipo. ‘Herodías aborrecía a Juan y quería quitarlo de en medio’. Se repetirán esas palabras en referencia a Jesús cuando sumos sacerdotes, escribas y fariseos conspiren contra Jesús.
Pero pedíamos también en la oración litúrgica que ‘luchemos nosotros valerosamente por la confesión de nuestra fe’. El testimonio de los mártires es fuerza para nosotros ser testigos también. Es lo que tenemos que pedir al Señor. Que con la misma valentía nosotros nos mostremos como testigos de nuestra fe, de la verdad y de la justicia.
Cuando contemplo y celebro el testimonio de los mártires que así han sido ya reconocidos por la Iglesia, quiero pensar también en tantos mártires de hoy a nuestro lado, en nuestro mundo. Tantos testigos de la fe en circunstancias difíciles que en algunos casos llegarán también a derramar su sangre, a entregar su vida. Mártires de nuestro siglo que no conocemos pero que ahí están dando su testimonio.
No son noticias que habitualmente nos trasmitan las agencias de noticias, nos hagan referencias a ellas en los medios de comunicación, televisión, radio o prensa escrita. Pero que si estamos atentos y buscamos en los medios apropiados quizá no pase una semana sin que salga una noticia de estas. Esta misma semana nos llegaba la noticia de sangrientas persecuciones en algunos lugares de la India, donde una religiosa murió quemada viva, otras fueron violadas y maltratadas, obras sociales de la Iglesia arrasadas, sacerdotes huidos y refugiados en casas particulares de cristianos. (visitar Zenit.org: http://www.zenit.org/article-28236?l=spanish)
Son cosas que siguen sucediendo hoy y que tenemos también que conocer. Porque además ahí encontraremos fortaleza para seguir testimoniando nuestra fe en nuestro propio ambiente no siempre propicio a dar ese testimonio. Pidamos al Señor que nos dé fortaleza para dar ese testimonio; que dé fortaleza a la Iglesia y a todos los cristianos sobre todo a los que viven en esos lugares más comprometidos.
Es también la lección que hoy aprendemos de este mártir de la verdad y la justicia que Juan el Bautista, el precursor del nacimiento y de la muerte de Jesús.

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