Qué
seremos capaces de hacer para buscar y encontrar esa luz de la fe, verdadera
sabiduría de nuestra vida, auténtica riqueza espiritual de nuestra existencia
Éxodo 34,29-35; Salmo 98; Mateo 13,44-46
¿Qué es lo que verdaderamente
consideramos importante? ¿Qué es lo que para nosotros tiene mayor valor? ¿Cuánto
estaríamos dispuestos a dar para conseguirlo? Son unas primeras preguntas que
nos hacemos para ver por donde anda nuestra onda. Porque también nos puede
suceder que nos contentamos con lo que somos o lo que tenemos, que nos parece
lo suficientemente bueno y para que vamos a estar volviéndonos locos por
conseguir algo distinto, posturas conformistas en las que podemos caer; que también
podemos pensar si ya lo que tengo es más o menos válido, para que voy a
desprenderme de algo que ahora me está sirviendo ante el interrogante que pueda
representar lo nuevo, es quizás la mediocridad en la que me muevo que no me impulsa a una superación, y sobre
todo cuando quizás eso me exija sacrificar algo.
Bueno esto que estamos diciendo nos
vale para pensar en muchas cosas que forman parte de nuestra vida. Muchas cosas
diferente podemos considerar importantes y por ellas hemos de ser capaces de
sacrificarnos. Quien piensa en sus negocios y en sus ganancias, quien puede pensar
en lo que son sus posesiones con las que
pretende tener una buena vida sin sobresaltos, quien puede pensar en unas
conocimientos y unos estudios que le ayudarán a cultivarse como personas y le
puede ayudar a encontrar una sabiduría de la vida, quien puede pensar en la
familia y todo lo que entrañan unas relaciones familiares por lo que somos
capaces de sacrificarnos porque queremos el bien de la familia o pensamos en el
futuro de nuestros hijos con lo que le podamos ofrecer para lograr un puesto en
la vida, quien puede pensar en esa sociedad en la que vive y que quiere mejor y
que se quiere ser capaz de trabajar por una transformación de esa sociedad.
En cada una de esas facetas podemos o
tener que pensar en qué es lo mejor, por lo que merece la pena sacrificarse y
luchar, en ese necesario espíritu de superación que tiene que haber en nuestra
vida, aunque eso algunas veces nos signifique renuncias y sacrificios en la
búsqueda de lo mejor. Forma parte de ese crecimiento humano como personas que
todos hemos de anhelar, aunque muchas veces andamos un poco cegados por aquello
de la inmediatez y no siempre tenemos la paciencia de esperar para conseguir
eso mejor que busquemos.
¿Es el sentido de estas parábolas que
hoy Jesús nos propone en el Evangelio? Nos habla de un tesoro escondido que
alguien encuentra y que porque no está en su campo buscará todos los recursos
que sea para poder adquirir aquel campo y tener derecho a ese tesoro. Como nos
habla también de una perla preciosa de gran valor que queremos tener y que
somos capaces de desprendernos de todo lo que tenemos para tener los medios
necesarios para poder conseguirla.
¿Cuál es ese tesoro que hemos de
conseguir o esa perla preciosa que queremos adquirir? Es aquí donde tenemos que
hacer nuestra escala de valores. No es que sean malas aquellas cosas que antes mencionábamos
y que quisiéramos conseguir en la vida. Pero ahora con la parábola Jesús quiere
plantearnos algo mucho más hondo. ¿Cuál es esa verdadera sabiduría de la vida?
¿Le daremos a nuestra fe ese valor de la perla preciosa por la que hemos de
saber despojarnos de muchas cosas para poder alcanzarla?
Aquí tiene que entrar en juego también
ese sentido espiritual de la vida, porque no todo se puede quedar en lo
material, en unas ganancias o en unas riquezas que nos hagan poseer cosas, como
si en ello estuviera toda nuestra felicidad. Es bueno que sintamos toda esa alegría
y satisfacción por esas cosas conseguidas para lograr ese nuestro crecimiento
humano como personas y de aquellos que están a nuestro lado.
Pero hemos de saber encontrar esa luz
de la fe que nos va a dar una visión nueva y distinta de la vida, una mayor
trascendencia a nuestro ser y a cuanto hagamos, que va a ser motor de nuestro
camino, de nuestras luchas y deseos de superación, que nos ayudará a encontrar
esos valores que nos ofrece el evangelio para que lleguemos a vivir ese sentido
del Reino de Dios, que va a elevar nuestro espíritu para entrar en esa sintonía
de Dios en quien encontramos todo el sentido de nuestra vida y nuestra
existencia.
¿Qué seremos capaces de hacer para
buscar y encontrar esa luz de la fe para nuestra vida, esa luz de la fe que va
a ser la verdadera sabiduría de nuestra vida, esa luz de la fe que nos hará
encontrar la verdadera riqueza espiritual de nuestra existencia?
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