Nos envolvemos del amor de Dios y nos daremos cuenta de la
sabiduría profunda que es cumplir con la ley del Señor
Deuteronomio 4, 1. 5-9; Sal 147; Mateo 5,
17-19
‘Observadlos
y cumplidlos, pues esa es vuestra sabiduría y vuestra inteligencia a los ojos
de los pueblos…’
¿Cuál es
nuestra sabiduría y nuestra inteligencia? ¿En qué basamos nuestra
sabiduría? Y andaremos tras los
filósofos y pensadores de todos los tiempos, decimos, para beber su sabiduría;
y escucharemos a quien nos ofrece ideas y pensamientos, cosas que nos hagan
reflexionar y pensar tratando de descubrir el sentido de lo que hacemos, el
sentido de la vida; nos preguntamos allá en lo más hondo de nuestra vida qué es
lo que merece la pena, y vamos recogiendo de aquí y de allá ideas y pensamientos,
cosas que nos hagan pensar y cosas por las que pensamos que merece la pena
incluso dar la vida. ¿Dónde encontramos esa sabiduría?
Es bueno
escuchar el pensamientos de hombres y mujeres que han estado buscando una
plenitud y un sentido para su vida; es bueno escuchar lo que otros nos puedan
ofrecer y vamos haciendo nuestra criba interior para escoger aquello que me
pueda ayudar, o desechar aquello que no entendemos o que no nos hace entender
la vida según quizás unas presupuestos que nos hayamos creado o a los que
queramos someternos. Es bueno pensar, reflexionar, rumiar en nuestro interior
aquello que nos sucede o aquello que vemos que sucede a los demás con sus
diferentes reacciones, con las diferentes maneras de pensar que vamos
encontrando, incluso con aquellas que pretenden darnos respuestas, o aquellas
que nos dirigen en un sentido determinado.
Algunas
veces se nos produce una acumulación tan grande de cosas o de ideas en nuestra
mente que nos cuesta saber a qué atenernos, y tenemos que hacer una criba,
tenemos que aprender a discernir lo que tiene verdadero valor y lo que será
importante para mi, lo que dará sentido a mi vida.
Y en medio
de toda esta reflexión que nos venimos haciendo en nuestra búsqueda de
sabiduría, en nuestra búsqueda de lo que nos haga encontrar el verdadero y
profundo sentido de nuestra vida y nos lleve a la mayor plenitud de felicidad,
escuchamos lo que nos dice hoy la Palabra de Dios. La frase que ha dado pie a
nuestra búsqueda y reflexión fue pronunciada por Moisés en sus exhortaciones al
pueblo de Dios. Allí les ha dejado plasmados los mandamientos del Señor en la
llamada ley mosaica, que viene a ser como ese camino, ese cauce por donde
dirigir nuestra vida para alcanzar esa plenitud y felicidad.
¿Mandamientos?
En seguida puede surgir en nosotros ese brote de rebeldía porque no queremos
aceptar que nada ni nadie pueda imponernos cosas; queremos nuestra autonomía,
queremos buscar por nosotros mismos ese cauce de nuestra vida y nos olvidamos
que el Sumo Hacedor que nos ha creado es el que puede decirnos para qué nos ha
creado, cual es el verdadero sentido y valor que ocupamos en la vida.
Los
mandamientos vienen a reflejar ese cauce de vida que nos va a dar mayor sentido
y plenitud. Aquello que nos va a hacer verdaderamente grandes porque será el
desarrollo pleno de lo que es nuestro vivir. No es nada que nos coarte ni nos
limite sino que nos dará la mayor libertad y la mayor felicidad; será lo que en
verdad nos hará crecer desde lo más profundo de nosotros mismos liberándonos de
todo apego o de todo lo que pueda producir esclavitud en nosotros; será lo hará
grande al hombre, porque en la medida que nos ayudamos mutuamente a darle mayor
plenitud y sentido a la vida más grandes nos hará.
Sabiduría
es el saber vivir, sabiduría es lo que va a dar sabor a nuestro vivir y esa
sabiduría, ese sabor, ese sentido lo vamos a encontrar en lo que nos refleja la
voluntad del Dios que nos ha creado. Busquemos ese sabor, busquemos esa
sabiduría, busquemos esa plenitud para nuestro ser. Nos hará grandes de verdad.
Y Jesús
terminará diciéndonos que El no viene a abolir la ley sino a darle plenitud.
¿Qué es lo que va haciendo Jesús a lo largo del todo el evangelio? Irnos
concretando para cada una de las situaciones de nuestra vida lo que en la ley
del Señor encontramos para darle en verdad plenitud a nuestra existencia. Y no
es otra cosa que envolvernos del amor de Dios. Nos envolvemos del amor de Dios
y nos daremos cuenta de la sabiduría profunda que es cumplir con la ley del
Señor.
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