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lunes, 14 de febrero de 2022

Qué necesitará nuestro mundo, nuestra Europa llamada tantas veces cristiana, para que en verdad hoy pueda escuchar el evangelio de Jesús como buena noticia

 


Qué necesitará nuestro mundo, nuestra Europa llamada tantas veces cristiana, para que en verdad hoy pueda escuchar el evangelio de Jesús como buena noticia

Hechos de los apóstoles 13, 46-49; Sal 116; Lucas 10, 1-9

‘Poneos en camino…’ Había designado Jesús a setenta y dos de entre todos sus discípulos y los había enviado a hacer anuncio del evangelio ‘de dos en dos, a todos los pueblos y lugares dónde pensaba ir El’.


Escuchamos de nuevo este pasaje del evangelio del envío de sus discípulos cuando hoy en la liturgia de la Iglesia celebramos a san Cirilo y san Metodio, patronos de Europa y que fueron grandes evangelizadores en extensas regiones europeas. Procedían ellos de la Iglesia Oriental pues su origen estaba en Tesalónica y predicaron en extensas regiones de los Balcanes, dejando impregnada la cultura europea que se iba formando en aquellos tiempos históricos del espíritu y sentido del cristianismo.

Este envío de Jesús siempre tiene que ser algo que nos dé mucho que pensar. En este pasaje del evangelio no envía Jesús a sus discípulos, como lo hará al final, para que recorran el mundo entero; ahora los envía a aquellos lugares cercanos, donde de alguna manera va a estar ceñida la predicación de Jesús. Y es algo muy concreto que hemos de tener muy presente nosotros hoy. Porque es ahí, en ese lugar cercano nuestro, donde es necesario un nuevo anuncio del Evangelio, con claridad, con precisión, con valentía.

Y no va a ser tarea fácil, porque nos vamos a encontrar a unas personas que quizá incluso se llaman cristianas, pero que ya no están tan impregnadas del espíritu del Evangelio. Son los que vienen de vuelta, como se suele decir; un día el ser cristiano pudo haber significado algo para ellos, pero ya hoy se hacen oídos sordos a ese anuncio del evangelio; es más, creen sabérselo todo y por eso quizá han endurecido su corazón para que no traspase esa coraza que se han creado en sí mismos la semilla del evangelio. Para ellos ya no es buena noticia lo que se les anuncie.

Nos dice Jesús hoy que nos envía como corderos en medio de lobos, pero no porque sea difícil Jesús nos dispensa de nuestra tarea. ‘Poneos en camino’, nos dice. Sí, nos hace unas precisiones que creo son importantes. Hay que ponerse en camino y nos dice ‘no llevéis bolsa, ni alforja, ni sandalias; y no saludéis a nadie por el camino’. No son necesarias muchas cosas para el anuncio del evangelio, no tenemos que estar entreteniéndonos en cosas innecesarias; por eso habla del saludo que hay que evitar, pues los orientales en sus saludos son muy extensos porque preguntan y repreguntan una y otra vez por la familia y todos y cada uno de sus miembros.  ¿No nos pasa a nosotros cuando nos paramos por el camino a hablar con el vecino se nos pasan las horas hablando y hablando sin llegar a nada positivo sino muchas veces a una pérdida de tiempo?

Han de llevar el mensaje de la paz expresando también en la humildad con que se presentan, la disponibilidad de sus vidas, el espíritu de servicio para liberar de todo mal a quien se encuentre atenazado por el sufrimiento. Les ha dado poder para curar de espíritus inmundos y de toda clase de enfermedad. Son las señales del amor las que se han de dar siendo verdaderos instrumentos de paz. Es el anuncio que han de hacer.

¿Cuál es nuestro anuncio hoy? Cuidado nos entretengamos en cosas que son menos importantes, pero no seamos verdaderamente esos instrumentos de paz. Cuidado nos estemos preocupando de muchas técnicas y de muchos medios y no seamos verdaderamente los signos del amor viviendo con intensidad el espíritu de servicio.

¿Qué necesitará en verdad nuestro mundo, nuestra Europa que llamamos tantas veces cristiana para que en verdad hoy se pueda escuchar el evangelio de Jesús verdaderamente como buena noticia? ¿Habría que revisar algo en nuestra manera de hacer el anuncio del evangelio? ¿Estaremos perdiendo el tiempo en cosas que no son las fundamentales? No es acomodarnos a lo que quisieran escuchar, sino que tiene que ser ese anuncio auténtico que pueda despertar la atención de nuestra Europa dormida al Evangelio.

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