Los
enviados de Jesús solo necesitaron un bastón y unas sandalias para ponerse a
caminar y anunciar lo que ellos habían vivido con Jesús, el amor de Dios en sus
vidas
1Reyes 2, 1-4. 10-12; Sal.: 1Crón 29, 10-12;
Marcos 6, 7-13
Cuando en
nuestras tareas y responsabilidades queremos hacer algo, enseguida nos hacemos
nuestros proyectos donde detallaremos todo lo que vamos a hacer y por qué lo
vamos a hacer, hacemos lo que hoy llamamos estudios de mercado para ver si
realmente es algo que interesa, nos planificamos muy bien con nuestros
objetivos y con las acciones concretas que vayamos a realizar y por supuesto no
nos pueden faltar los presupuestos, que se convierten en algo fundamental para
poder llevarlo a cabo. No está mal, en la vida tenemos que ser organizados y
las cosas no se pueden hacer a lo loco.
Pero esto que
estoy relatando – cosas que uno va aprendiendo en la vida y que te obligan a
realizar para cualquier cosa – sin embargo contrasta mucho con lo que hoy nos
dice el evangelio. Jesús ha escogido de entre todos sus discípulos a doce, a
los que llamará sus enviados, sus apóstoles, les confía una misión y los envía;
pero aquí está el detalle, los envía simplemente con un bastón en la mano; no
necesitarán nada más; incluso les dice que no lleven una túnica de repuesto.
¿Una mala planificación? Desde nuestros parámetros de hoy quizá nos echamos las
manos a la cabeza, porque incluso en nuestras actividades pastorales nos exigen
toda aquella planificación que antes mencionábamos.
No quiero que
nos sintamos desconcertados por esto que estoy comentando, como si yo quisiera
enmendar la plana incluso a lo que nos dice el evangelio; ni mucho menos. ¿Qué
está pidiendo Jesús a sus enviados? Yo diría una disponibilidad grande para
dejar conducirse por el Espíritu de Jesús. Van a realizar su misma misión, el
anuncio del Reino de Dios que llega, van a dar señales de esa llegada del reino
de Dios con los signos que pueden realizar, pero eso no lo realizan por sí
mismos, es la obra de Dios. no necesitaran ni sus saberes humanos ni de poderes
o influencias que se reciban de aquí o de allá, ni lo que puedan tener desde
sus propias simpatías; han de ponerse a caminar, solo necesitan unas sandalias
y un bastón, porque su apoyo está en el Señor; y lo importante es la
disponibilidad de su corazón.
Jesús los
había llamado para que estuvieran con El, vivieran con El, de El se impregnaran
y a El es al único que tienen que transmitir. Van a comunicar a los demás lo
que ellos ya han vivido en su contacto con Jesús; no serán sus palabras o lo
que ellos por si mismos sepan hacer – un día habían abandonado sus redes y sus
barcas que era lo que ellos sabían hacer -, si antes eran pescadores en aquel
lago ahora iban a emprender una nueva pesca, porque serían pescadores de
hombres. Y la única red que han de echar es transmitir la palabra de Jesús,
realizar los signos de Jesús para manifestar así que en verdad estaba llegando
el Reino de Dios.
Demasiado
vamos por la vida con nuestros saberes, confiándonos más en los recursos
humanos que estén a nuestra mano, que en esa disponibilidad generosa para
dejarnos conducir por el Espíritu del Señor. ¿Qué es lo que enseñamos muchas
veces? Nos entretenemos con nuestros recursos y nuestras técnicas, echamos
manos de doctrinas que hasta obligamos a aprender de memoria e imponemos
protocolos de comportamiento y mandamientos, y al final nos quedamos sin
anunciar a Jesús como nuestro único Salvador. Nos refugiamos en lo que nos
parece más fácil que es poner en las manos un libro de catecismo o de teología,
y no hacemos lo que realmente tendría que ser fácil que es anunciar al Jesús en
quien nosotros creemos y que es nuestra vida.
Algunas veces
nos ponemos a pensar qué es lo que voy a decir o qué es lo que voy a enseñar a
través de cualquier medio que tengamos en nuestras manos, y nos olvidamos que
es una buena nueva lo que tenemos que anunciar, una buena noticia para todos
porque Jesús es nuestro salvador. ¿Será acaso que quizás nosotros no terminamos
de vivirlo así y por eso somos incapaces de anunciarlo? ¿Es en verdad lo que
vivimos con Jesús lo que nosotros estamos anunciando de Jesús?
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