A la
manera de Andrés tendríamos que ser capaces de decirle al que te encuentras en
el camino ‘me he encontrado con Jesús que es mi Salvador’
Romanos 10, 9-18; Sal 18; Mateo 4, 18-22
¡Oye! ¿No te has enterado? Viene
alguien contándonos. Algún acontecimiento, algo que alguien hizo o que alguien
dijo y que en su entorno llamó la atención. Las noticias vuelan, solemos decir.
Por eso si nos encontramos con alguien que no se ha enterado, nos extraña. Pero
puede suceder, o vive aislado, o vive en su mundo sin importarle demasiado lo
que sucede a su alrededor, o aun no ha habido tiempo para que llegue alguien
contando. Pero ha venido ese amigo, impresionado quizá por la cosa, y nos
cuenta y nosotros nos convertimos también en vehículo que trasmite a los demás
porque también nosotros contamos si nos parece la cosa interesante o
importante.
Me hago esta primera reflexión en esta
fiesta de san Andrés, apóstol, que hoy estamos celebrando. Aunque el evangelio
nos habla de la llamada de Jesús en el lago y ya comentaremos algo también, sin
embargo en el evangelio de Juan la vocación de Andrés aparece de otra manera. Formaba
parte de aquellos Galileos que habían bajado hasta el Jordán para escuchar a
Juan – aquí tendríamos que decir también, alguien le llevó la noticia del bautista
– y de labios de Juan Bautista escucha como señala a Jesús que pasaba como el
Cordero de Dios que quita el pecado del mundo. Le llamó la atención a él y a
Juan el Zebedeo que con él estaba y se fueron tras Jesús. Yo hemos meditado
quizá muchas veces en el diálogo de Jesús con aquellos dos jóvenes inquietos. ‘¿Qué
buscáis? Maestro, ¿dónde vives? Venid y lo veréis…’ y se fueron con Jesús.
No sabemos más, lo único es que a la mañana siguiente – es la forma de
narrarnos las cosas el evangelista, lo de la mañana siguiente – Andrés se
encuentra con su hermano Simón y ya le está anunciando que han encontrado al Mesías,
y lo llevaron con Jesús. Como decíamos antes, las noticias corren, las noticias
vuelan, aquí vemos su transmisión en este caso.
Creo que puede ser el mensaje importante que hoy escuchemos en esta Palabra de Dios que se nos proclama en la fiesta de san Andrés y de la misma figura de Andrés. No podemos callar ni ocultar aquello que hemos encontrado. Lo que son buenas noticias tenemos que transmitirlas y más en este mundo nuestro que necesita tanto de buenas noticias cansados como estamos de negruras y cosas negativas. Esa fe que vivimos y que da sentido a nuestras vidas no nos la podemos guardar para nosotros solos. Como aquellos primeros discípulos que estaban dispuestos a todo. Buscando se fueron tras Jesús porque el Bautista se los señalaba; querían conocer a Jesús, dónde vivía, cuál era su vida, querían estar con El. Pero no se guardaron lo que encontraron.
Si allá en la orilla del lago mientras
están echando las redes Jesús pasa y les invita a seguirle para ser pescadores
de algo más que de unos peces del lago, es porque a ellos había llegado la
noticia de Jesús, se la habían transmitido unos a otros y ahora están prontos,
están dispuestos a todo por seguir Jesús. ‘Dejaron todo y lo siguieron’, que
dice el evangelista. En otro momento veremos también que unos griegos, unos
gentiles se acercan a Felipe y a Andrés porque quieren conocer a Jesús, y ellos
prontamente los llevan hasta Jesús. Es un apóstol, no solo porque Jesús lo ha
escogido para enviarlo en su nombre, sino porque ya él desde el primer
conocimiento que tiene de Jesús está hablando de El, está transmitiendo ese
mensaje a los demás.
Creo que esto tiene que hacer que nos
hagamos muchas preguntas en nuestro interior. ¿Hasta dónde estaremos dispuestos
a hacer como Andrés? O simplemente te pregunto, para que te respondas en la
sinceridad de tu corazón, ¿a cuántas personas has hablado de lo que ayer
domingo cuando fuiste a Misa escuchaste en el evangelio y de la reflexión que
surgió en tu interior? ¿Cuántas veces le hablas de Jesús, de Dios, de la
Iglesia, del Evangelio a aquellos que te rodean, con los que te encuentras
todos los días? O seamos sinceros ¿quizá no fue buena noticia para ti el
evangelio que escuchaste por la poca atención que le prestaste?
Muchas veces nos ponemos negativos y
nos quejamos del rumbo de nuestro mundo, de la indiferencia con que viven los
demás a todo lo que sea religioso o cristiano, de la pendiente de maldad y corrupción
por la que vamos cayendo, pero quizá tendríamos que preguntarnos ¿qué de
positivo estamos haciendo en nuestra vida de cada día para que el mundo sea
mejor? ¿Qué transmisión estamos haciendo de nuestra fe, del evangelio que
decimos que queremos vivir? ¿Cuántas veces a la manera de Andrés le hemos dicho
a alguien ‘me he encontrado con Jesús que es mi salvador’?
Tendríamos que recordar lo que nos decía
el apóstol; ‘Ahora bien, ¿cómo invocarán a aquel en quien no han creído?;
¿cómo creerán en aquel de quien no han oído hablar? ¿Cómo oirán hablar de él
sin nadie que anuncie? y ¿cómo anunciarán si no los envían?’
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