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miércoles, 28 de marzo de 2018

Vamos a celebrar la cena de pascua, pero sigamos el camino que nos señala Jesús para preparar de verdad nuestro corazón y haya pascua en nuestra vida


Vamos a celebrar la cena de pascua, pero sigamos el camino que nos señala Jesús para preparar de verdad nuestro corazón y haya pascua en nuestra vida

Isaías 50,4-9ª; Sal 68; Mateo 26, 14-25

‘Maestro, ¿dónde quieres que te preparemos la cena de Pascua?’ preguntan los discípulos a Jesús. Pero hay una pregunta que frecuentemente escuchamos en estos días muchos se hacen también, ¿dónde vas a pasar la semana santa?
La pregunta que nos relata el evangelio es cierto que va acompañada previamente por la postura de Judas que va a preguntar a los sumos sacerdotes ¿Qué estáis dispuestos a darme, si os lo entrego?’ y ya sabemos como se sucedieron las cosas a partir de aquel momento. Por su parte Jesús indica con toda precisión lo que han de hacer los discípulos para encontrar en la ciudad la casa de aquel amigo de Jesús que le ofrecería una sala para celebrar la pascua.
A la pregunta que escuchamos o se hacen muchos en estos días, como decíamos, encontraremos variadas respuestas que muchas de ellas parece que nada tienen que ver con ‘eso’ de la semana santa. Que si vacaciones, que si aprovechamos estos días para irnos de viaje, que si descanso en la playa porque andamos muy estresados y necesitamos un relax, que si vamos a no sé que sitio a ver las procesiones porque son muy bonitas y quizá la que más tímidamente se pronuncie por parte de otros es que van a ir a su parroquia a las celebraciones litúrgicas de la semana santa. Probablemente esta última respuesta produzca sorpresa para algunos porque para ellos eso significa ya poco en su vida.
No entramos en juicios sobre lo que cada uno quiere hacer de estos días y cuáles sean sus personales convicciones – ahí está la realidad de la vida -, pero quienes se acercan a esta página quizá puedan tener distintas motivaciones y realmente se estén preguntando, como me lo hago yo a mí mismo ¿cómo es que voy a preparar la celebración de la pascua? ¿Estaré ya preparado para poder participar en la cena de Pascua?
Quienes queremos vivir nuestra fe de forma sincera y estamos intentando hacerlo de forma comprometida estos momentos de las celebraciones del misterio pascual de Cristo son muy importantes. No es que tengamos necesariamente que cubrir estos días nuestra vida de tintes lúgubres y tristes, porque nunca nuestra fe puede estar envuelta en esos mantos de negrura y de tristeza. La negrura la dejamos para el corazón de Judas que ya simbólicamente nos dice el evangelio que cuando salio del cenáculo para perpetrar su traición era de noche; no solo eran las tinieblas y la oscuridad de la noche, sino que eran las tinieblas de su corazón.
Es cierto que al disponernos a celebrar la pascua sentimos en nuestro corazón el peso de nuestros pecados pero al mismo tiempo está resplandeciendo sobre nosotros la misericordia del Señor. Todo nos habla en estos días del amor misericordioso de Dios. Contemplar a Cristo en su entrega es contemplar la inmensidad del amor de Dios. No lo merecemos porque somos pecadores. Pero así se manifiesta la grandeza del amor de Dios. No nos ama porque seamos justos, nos ama y se entrega por nosotros a pesar de que somos pecadores, porque quiere inundarnos de su gracia, de su luz, de su amor misericordioso invitándonos una vez más a vivir santamente nuestra vida.
Sí, vamos a preparar la pascua, vamos a preparar nuestro corazón, vamos a purificarnos con la gracia de Dios en los sacramentos, vamos querer llenarnos de luz y sentir la alegría del amor en nuestro corazón. Hay esperanza para nuestra vida llena de tinieblas porque por encima de todo resplandece la luz del amor del Señor. El Señor como a aquellos discípulos nos señala claramente el camino para encontrarnos con El en la cena de pascua.


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