Queremos
poner amor, aunque sabemos que nuestro amor tantas veces está viciado con
nuestro pecado, pero ahí queremos decirle nosotros a Jesús que iremos con El
Isaías 49, 1-6; Sal 70; Juan 13, 21-33. 36-38
Comienzo hoy haciéndome una
reflexión de cómo se sienten aquellos que se ven traicionados quizá por sus mas
cercanos o por aquellos en los que se había puesto mucha confianza. tiene que
ser una experiencia dura y amarga; habías puesto amor y confianza y ahora ves
que aquellos por los que quizá hiciste mucho bien sin embargo te dan la espalda
o peor te apuñalan por la espalda haciéndote daño con sus actuaciones o sus
criticas. Se siente uno como impotente y quizá puedan ocurrírsele muchas
reacciones incluso violentas si no se tiene la suficiente serenidad y madurez
para afrontarlo.
En estos momentos previos a la pascua y sabiendo Jesús todo lo iba a
suceder comienza a desvelarles a sus discípulos más cercanos la tragedia que se
acerca. ‘Os aseguro que uno de vosotros me va a entregar’. Aquellas
palabras surtirían el efecto de un jarro de agua fría echada sobre sus vidas
cuando tanto le querían aunque no terminaran de entender todo su misterio.
Sutilmente Jesús señala quien es el traidor con las palabras que Jesús le
dirige a Judas Iscariote, pero aun ellos siguen sin sospechar todo lo que habría
de pasar.
Pero Jesús les habla de su glorificación; palabras que podrían ser
confusas para ellos dado las esperanzas que habían puesto en su futuro Mesías
que sospechaban que era Jesús y según la manera que tenían de entender lo que
significaba el Mesías. Pero bien entendemos nosotros que Jesús se estaba
refiriendo a su muerte. Ahí en la cruz se iba a manifestar la gloria de Dios.
No era a la manera del Tabor, o de la experiencia que alguno habría vivido allá
con el Bautista en el desierto cuando el Bautismo de Jesús.
La gloria del Señor se iba a manifestar en su entrega, en su dolor y
en su sufrimiento de una muerte en Cruz que era el signo del mayor amor. Jesús
era consciente de ello y para eso había
subido a Jerusalén sabiendo que había llegado su hora. Ahora en la cena pascual
todo eran signos que anticipaban ese momento de gloria, aunque la tristeza
comenzaba a abrumarles en lo que estaban presintiendo que iba a suceder.
Pero los discípulos están dispuestos a todo. Allí está Pedro
prometiendo lo que no iba a ser capaz de cumplir en aquel momento. `Aunque
todos, yo’, decía. ‘Daré mi vida por ti’, protesta Pedro. Pero Jesús
le anuncia que él también va a fallar; habrá un traidor que lo entregará por
treinta monedad, pero él lo negará por el miedo y la cobardía de ser
descubierto como discípulo de aquel que estarían juzgando y condenando entonces
ante el Sanedrín. ‘¿Con que darás tu vida por mí?, le dice Jesús. Te aseguro que no cantará el gallo antes
que me hayas negado tres veces’.
Traiciones, negaciones, abandonos
todo se va a ir sucediendo. Es la tragedia que comienza. Pero es el momento
grande de la glorificación. ‘Ahora es
glorificado el Hijo del hombre, y Dios es glorificado en él. Si Dios es
glorificado en él, también Dios lo glorificará en sí mismo: pronto lo
glorificará. Hijos míos, me queda poco de estar con vosotros. Me buscaréis,
pero lo que dije a los judíos os lo digo ahora a vosotros: "Donde yo voy,
vosotros no podéis ir’.
Y aquí estamos
nosotros ante el comienzo de la pasión. Aquí estamos nosotros también con nuestro lado oscuro muy
lleno de negaciones, de miedos, de cobardía, de traiciones, de abandonos. Aquí
estamos nosotros con nuestras sombras, las sombras de nuestros pecados, pero
que estamos buscando la luz, la vida, el perdón, la gracia, el amor de Dios que
se derrocha sobre nosotros.
Queremos poner
amor, aunque sabemos que nuestro amor tantas veces está viciado con nuestro
pecado, pero ahí queremos decirle nosotros a Jesús que iremos con El, que
estaremos con El, que queremos dejarnos lavar por su sangre, por su gracia, que
queremos llenarnos de su vida, que queremos vivir intentadamente su pascua que
tiene que ser nuestra pascua, el paso salvador de Dios por nuestra vida.
No hay comentarios:
Publicar un comentario