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lunes, 7 de agosto de 2017

No estemos siempre esperando a que las soluciones las den los otros sino aprendamos a tomar la iniciativa y sepamos contar siempre con los demás, sean quienes sean

No estemos siempre esperando a que las soluciones las den los otros sino aprendamos a tomar la iniciativa y sepamos contar siempre con los demás, sean quienes sean

Números 11,4b-15; Sal 80; Mateo 14,13-21
Pero ¿es que nadie hace nada? Es un comentario que es fácil oír cuando vemos que hay problemas, pero estamos esperando que sean otros los que pongan mano para resolverlos. Muchas no es que seamos insensibles, porque somos capaces de ver el problema o la necesidad, pero lo que no damos el paso para implicarnos, dejamos que sean otros los que le den solución, nos quedamos en el comentario. Así vamos por la vida, rehuyendo el compromiso, esperando siempre que comiencen los demás. Estamos prontos para hablar, para denunciar, para quejarnos, para criticar lo que los otros hacen o no hacen, y nos quedamos en palabras, en muchos casos con posturas bien negativas.
‘Estamos en despoblado y es muy tarde, despide a la multitud para que vayan a las aldeas y se compren de comer…’ le dicen los discípulos a Jesús. Se habían venido alejándose de todos porque Jesús quería estar a solas con ellos, pero al llegar se encontraron una multitud que les esperaba. Y Jesús se puso a enseñarles. Se pasó el tiempo, se hacia tarde y aquellas gentes estaban lejos de sus poblados. Los discípulos ven el problema, pero no saben como afrontarlo, por eso le dicen a Jesús que mejor es despedirlos para que se vayan a sus casas.
Pero la respuesta de Jesús fue bien distinta. ‘No hace falta que vayan, dadles vosotros de comer’, les dice Jesús aunque ellos siguen encontrando dificultades. ¿Donde van a comprar pan para toda esa gente?
Jesús quiere que se impliquen; Jesús quiere que nos impliquemos; no solo es necesario que abramos los ojos para ver los problemas, lo cual ya es un paso importante en la vida, sino que además busquemos solución; busquemos quizá ayuda, colaboración, pero entre todos podemos encontrar caminos para avanzar en la vida; no podemos ir de negativos viendo solo las dificultades, sino que hemos de saber abrir nuestro espíritu para ver otras realidades, ver caminos que se nos pueden ir abriendo delante de nosotros, si sabemos contar con los demás.
Es lo que sucede en aquel momento. Alguien tiene por allí cinco panes y dos peces, aunque parezca que es nada para toda aquella multitud. Se producirá el milagro, todos podrán comer hasta hartarse y hasta sobrará pan que Jesús querrá que los recojan para que no se desperdicie.
Cuando en la vida sabemos contar con los pequeños granos que los demás puedan aportar cuantas cosas podemos hacer. Tenemos que saber valorarlo todo, saber valorar a todas las personas para saber contar siempre con los demás. No podemos ir de sobrados, pensando que nosotros solos son los que valemos. Cada uno tiene sus valores, sus cualidades, sus granitos de arena que aportar, sus cosas buenas, la generosidad de su corazón y así podemos avanzar de verdad y solucionar tantas cosas de nuestro mundo.
Pero hay un último detalle en el que quiero fijarme. Jesús no quiere que se desperdicie nada. ¿Así hacemos en la vida en este mundo tan derrochador en que vivimos? Pensamos materialmente en tantas cosas que desechamos en el consumismo en que vivimos, y en que lo que nos parece que no vale por su insignificancia o porque ahora no lo necesitemos, lo descartamos, pero no nos quedemos solo en lo material porque fácilmente pueden ser actitudes que nos aparezcan en nuestras relaciones con los demás. A cuantos descartamos en la vida, porque nos puede parecer que no valen. Creo que todo esto tendría que hacernos pensar mucho. Y hoy hablamos tanto de un mundo sostenible y no sé cuantas cosas más, pero que se nos puede quedar todo en bonitas palabras para la galería.

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