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miércoles, 29 de marzo de 2017

Creer en Jesús es pasar de la muerte a la vida porque El nos arranca de nuestro sepulcro de muerte que es nuestro desamor, maldad, injusticia en lo que hemos vivido y nos lleva a la vida

Creer en Jesús es pasar de la muerte a la vida porque El nos arranca de nuestro sepulcro de muerte que es nuestro desamor, maldad, injusticia en lo que hemos vivido y nos lleva a la vida

Isaías 49,8-15; Sal. 144;  Juan 5, 17-30
Creer en Jesús es pasar de la muerte a la vida. Toda nuestra vida esta imbuida por el misterio pascual de Cristo. Por la fe nos sentimos envueltos por el misterio de Cristo de manera que ya no vivimos, y permítanme que lo exprese así, para la muerte sino para la vida, ya no vivimos envueltos por la muerte sino por la vida.
Creer en Jesús significa sentir en nosotros su pascua, su paso salvador; un paso de Cristo en nosotros que nos transforma, un paso de Cristo en nosotros que nos arranca de la muerte; un paso de Cristo en nosotros que nos hace vivir una vida nueva, su vida. Yo he venido para que tengan vida y la tengan en abundancia, nos dirá en otro momento en el evangelio.
La presencia de Cristo en nosotros no es un juicio de condena sino un juicio de vida, porque siempre nos esta ofreciendo vida, nos esta ofreciendo su salvación. Claro que cuando nos sentimos en la presencia de Cristo somos nosotros los primeros que nos juzgamos porque nos damos cuenta que lejos estamos, nos damos cuenta cuanto de muerte seguimos permitiendo que haya en nosotros, nos damos cuenta de nuestras sombras, de nuestro pecado; pero no para la angustia sino para la esperanza porque al mismo tiempo estamos contemplando ese rostro misericordioso de Dios que Cristo nos manifiesta y nos sentimos envueltos por su amor.
Indignos, porque somos pecadores, somos levantados por la gracia para lavarnos de ese pecado, para transformar nuestra vida, para sentirnos otros, para comenzar a amar con su mismo amor. La presencia de Cristo con su gracia que es lo mismo que decir con su amor nos transforma, nos hace vivir la pascua, nos llena de vida. Claro a eso tenemos que dar respuesta en nosotros, en ese camino nuevo que emprendemos, en esa vida de gracia que vivimos, en esas actitudes nuevas que van a comenzar a resplandecer en nosotros, en ese nuevo actuar y nuevo vivir llenos siempre de su amor.
De eso nos esta hablando Jesús hoy en el evangelio. No entienden los judíos que llame Padre a Dios y se escandalizan y por eso hasta quieren condenarlo. Pero es el rostro de Dios que Cristo nos esta manifestando, hoy con sus palabras, pero a lo largo del evangelio con todo su actuar, con su presencia de amor. Estas palabras de hoy siguen a lo que ayer escuchábamos, como Jesús se acerca a aquel paralítico de la piscina que allá esta con sus limitaciones y con sus soledades para llevarle vida, para ponerle a caminar en nuevo encuentro con Dios y con los demás. No lo entienden los judíos, no entienden lo que Jesús realiza, y Cristo con sus palabras quiere hacérnoslo comprender.
‘Quien escucha mi palabra y cree al que me envió posee la vida eterna y no se le llamará a juicio,-,- porque ha pasado ya de la muerte a la vida. Os aseguro que llega la hora, y ya está aquí, en que los muertos oirán la voz del Hijo de Dios, y los que hayan oído vivirán…’ Escuchemos a Jesús y tendremos vida; escuchemos a Jesús y pongamos toda nuestra fe en El; escuchemos a Jesús y pongámonos en camino con El y nos llevara a la vida.
‘No os sorprenda, porque viene la hora en que los que están en el sepulcro oirán su voz: los que hayan hecho el bien saldrán a una resurrección de vida…’ Es el sepulcro de nuestro pecado, del mal que hemos dejado meter en nosotros, de nuestro desamor, de la injusticia y la maldad en que tantas veces hemos vivido. Todo eso es muerte, pero Cristo viene a sacarnos del sepulcro, Cristo viene a llevarnos a la vida, Cristo viene a traernos su salvación. Como decíamos al principio creer en Jesús es pasar de la muerte a la vida.

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