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martes, 21 de abril de 2015

Queremos comer a Cristo porque es la verdad y la sabiduría que nos lleva a la plenitud de Dios

Queremos comer a Cristo porque es la verdad y la sabiduría que nos lleva a la plenitud de Dios

Hechos, 7, 51-59; Sal 30; Juan 6, 30-35
En la espiritualidad judía estaba muy presente la pascua, no solo en cuanto recordaban la salida de Egipto en la que el Señor les había liberado de la esclavitud haciéndoles pasar el mar Rojo, sino que todos aquellos acontecimientos de su peregrinar por el desierto estaban muy presentes en su vida. Recordaban así el paso de Dios por su historia haciéndose presente en su caminar y fortaleciéndoles con sus dones. Algo que recordaban muy bien era el maná con que Dios los había alimentado en su camino del desierto, aquel pan bajado del cielo, como ellos dirán que cada mañana con el rocío recogían y era un signo de esa presencia de Dios en su caminar.
Ahora lo recuerdan ante Jesús, después que Jesús les había alimentado en la tarde anterior con aquel pan milagrosamente multiplicado, pero que aún le exigirán más signos para creer en El. El les había dicho cuando lo buscaban que lo que Dios les pedía era que creyeran en el que era el enviado de Dios. Pero ahora le dicen: ‘¿Y qué signo vemos que haces tú, para que creamos en ti? ¿Cuál es tu obra? Nuestros padres comieron el maná en el desierto, como está escrito: Les dio a comer pan del cielo’.  Una vez más están pidiendo signos y milagros para creer en Jesús.
Pero Jesús les replicará que han de buscar ahora el verdadero pan bajado del cielo, no el que les dio Moisés en el desierto, sino el que Dios les quiere dar ahora. Pareciera que hay buena voluntad aunque luego veamos que no terminarán de entender las palabras de Jesús pues le piden: ‘Señor, danos siempre de este pan’. ¿Entenderán lo que significa ese pan que ahora Jesús les ofrece?
Signo, sí, de la presencia de Dios, alimento de Dios que da vida, y como les dirá Jesús más adelante ‘quien lo coma no sabrá lo que es morir para siempre’. Y Jesús les dirá claramente: ‘Yo soy el pan de la vida. El que viene a mí no pasará hambre, y el que cree en mí nunca pasará sed’.
¿Qué significarán estas palabras de Jesús? Jesús es ese pan que nos alimenta y nos da vida para siempre; El nos está haciendo presente a Dios y su amor; en Jesús encontraremos las respuestas más profundas para los interrogantes más profundos del corazón del hombre; Jesús es nuestra sabiduría, porque es la Sabiduría y la Verdad de Dios que solo El puede trasmitirnos; El es Palabra y Revelación de Dios que no nos hace conocer solo el misterio de Dios, sino el mismo misterio del hombre; en Jesús encontramos el verdadero sentido de nuestra vida, la verdad de nuestra vida, por nos dirá en otro momento del Evangelio que El es el Camino y la Verdad y la Vida.
Cuando estamos diciendo que Jesús es el Pan de vida, que es nuestro alimento no nos estamos refiriendo a un alimento material que nutra nuestro cuerpo, sino que El nos alimenta y nutre en lo más hondo de nosotros mismos, porque nos llevará por los verdaderos caminos de plenitud.
Sí, le pedimos como aquellas gentes, ‘daños, siempre de ese pan’; queremos comer a Cristo, queremos llenarnos de Cristo, de su vida, de su plenitud; plantamos su palabra en nuestro corazón para que sea el verdadero motor y sentido de nuestra existencia. 

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