Vistas de página en total

viernes, 24 de abril de 2015

No hay cristiano sin Cristo y no hay vida cristiana auténtica sin Eucaristía

No hay cristiano sin Cristo y no hay vida cristiana auténtica sin Eucaristía

Hechos, 9, 1-20; Sal 116; Juan 6, 52-59
Igual que decimos que no hay cristiano sin Cristo podemos decir también que no hay vida cristiana auténtica sin Eucaristía. Cristiano es el que sigue a Cristo, es discípulo de Cristo y todo en el cristiano siempre tiene que hacer referencia a Cristo; de ahí el hombre de cristiano. Pero es que además tenemos que decir que para que podamos vivir a Cristo necesitamos de la Eucaristía donde Cristo mismo se hace nuestro alimento y nuestra vida. No hay vida cristiana auténtica, pues, sin Eucaristía.
Qué triste que los cristianos llevemos ese nombre pero nuestra manera de vivir no tenga ninguna relación con Cristo, esté alejada de lo que es y significa Cristo, porque realmente no nos impregnemos de su evangelio. Qué triste aquellos cristianos que hasta llegan a decir que para ser cristiano no necesitan ir a Misa, no necesitan de la Eucaristía, porque ellos viven su fe a su manera y viven sin alimentarse de Cristo. Es una realidad muy presente en nuestro entorno y una tentación en la que fácilmente podemos caer.
Hoy nos ha dicho Jesús: ‘Os aseguro que si no coméis la carne del Hijo del hombre y no bebéis su sangre, no tenéis vida en vosotros. El que come mi carne y bebe mi sangre tiene vida eterna, y yo lo resucitaré en el último día’. Si no comemos a Cristo, si no nos alimentamos de Cristo ¿cómo podemos tener la vida de Cristo en nosotros? Ya sabemos, ser cristiano es vivir la vida de Cristo; pero eso  no es algo que salga así porque sí; hemos de alimentarnos de Cristo, hemos de impregnarnos de Cristo y de su vida, por eso ha querido ser alimento, hacerse alimento para nosotros.
Por eso continuará diciéndonos: ‘Mi carne es verdadera comida, y mi sangre es verdadera bebida. El que come mi carne y bebe mi sangre habita en mí y yo en él. El Padre que vive me ha enviado, y yo vivo por el Padre; del mismo modo, el que me come vivirá por mí’. Es tal la profunda unidad que se establece por la comunión con el Cuerpo de Cristo que El habita en nosotros y nosotros en El. Ya decía san Pablo que su vivir era Cristo.
Si en verdad amamos a Cristo, y a eso tiene que llevarnos la fe que tenemos en El, tendríamos que desear profundamente estar unidos a Cristo. Es lo que quieren vivir los enamorados, que su amor les lleva no solo a estar juntos sino a vivir profundamente el uno en el otro. Así nosotros con Cristo. Y esto lo podemos vivir con toda fuerza cuando vivimos la Eucaristía, cuando comemos a Cristo en la Eucaristía. Por eso, como decíamos, la vida de un cristiano no tiene sentido sin Cristo, sin la Eucaristía. No podemos vivir la vida cristiana sin vivir la Eucaristía.
Cuántas conclusiones tendríamos que sacar para nuestra vida. Qué deseo tan grande tendríamos que tener de vivir la Eucaristía, porque es vivir a Cristo.

No hay comentarios:

Publicar un comentario