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viernes, 20 de marzo de 2015

Un camino cuaresmal de revisión para llegar a la luz, para vivir en la luz, para ser luz para los demás

Un camino cuaresmal de revisión para llegar a la luz, para vivir en la luz, para ser luz para los demás

Sabiduría 2,1ª.12-22; Sal 33; Juan 7,1-2.10, 25-30
La lectura del libro de la Sabiduría resuena como un eco de las imprecaciones que contra Jesús hacían los judíos al pie de la cruz. ‘Declara que conoce a Dios y se da el nombre de hijo del Señor…’ nos dice el texto del Antiguo Testamento mientras junto a la cruz le decían ‘si eres el Hijo de Dios baja de la cruz y creeremos en ti…’
La vida del hombre justo y que hace el bien se convierte en un signo para los que le rodean, por eso el que se deja arrastrar por el mal siempre estará a la contra y como la vida del hombre bueno se convierte en una denuncia de sus malas acciones tratará de desprestigiarlo o de eliminarlo. Fue lo que le pasó a Jesús y nos anunció que el discípulo no es menos que su maestro diciéndonos que también sus discípulos encontraríamos oposición y persecuciones.
Pero es bueno que nos hagamos una reflexión sobre nuestra vida a partir de lo que aquí estamos escuchando para analizar, revisar si en verdad nuestra vida, nuestras obras son buenas y reflejan luz en medio del mundo que nos rodea tan lleno de oscuridades y maldades. ‘Veamos si sus palabras son verdaderas, comprobando el desenlace de su vida’ nos decía el texto sagrado. Es lo que nos tiene que hacer reflexionar.
Por supuesto reconocemos que somos débiles y pecadores y no somos lo santos que tendríamos que ser. Ahí tiene que estar por supuesto nuestra voluntad y nuestros deseos de superación, de crecimiento; tenemos que ser capaces de revisar nuestra vida y corregir todo aquello que no sea bueno que haya en nosotros. Nuestro empeño ha de ser caminar siempre por caminos de rectitud para que en verdad podamos dar testimonio de aquello en lo que creemos, de lo que es nuestra fe que tiene que reflejarse en nuestra vida.
Ya tendríamos todos que ser lo suficientemente humanos y comprensivos para no entrar en juicio contra los demás y no podemos condenar a nadie. Esa comprensión ojalá la encontremos también siempre en los demás, aunque sabemos que muchas veces no la vamos a encontrar. Eso nos exige un esfuerzo mayor por nuestra parte para superarnos, para corregirnos, para crecer humana y espiritualmente para que podamos ser una buena luz que alumbre a los demás. Aunque luego encontremos incomprensión, pero que al menos nuestro testimonio sea verdadero y auténtico.
Que el Señor nos ayude, nos ilumine. Este camino cuaresmal que estamos haciendo es una buena oportunidad para esa revisión de nuestra vida, para que lleguemos a la luz, para que vivamos en la luz, para que seamos luz para los demás.

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