Vistas de página en total

miércoles, 11 de marzo de 2015

Jesús nos la plenitud que nos llevará a la verdadera felicidad, la más auténtica libertad interior y la más profunda sabiduría

Jesús nos la plenitud que nos llevará a la verdadera felicidad, la más auténtica libertad interior y la más profunda sabiduría

Deuteronomio 4,1.5-9; Sal 147; Mateo 5,17-19
La felicidad, la libertad, la sabiduría son ansias que están en el corazón de todo hombre y podríamos decir que son afanes de su vida de cada día. Lo buscamos, algunas veces no sabemos cómo encontrarlo y aunque cuando quiere actuar con madurez buscará los caminos rectos que le conduzcan a la plenitud de esos deseos también es cierto que muchas veces queremos buscar caminos fáciles que nos lleven pronto a conseguirlo aunque muchas veces por no alcanzar esa plenitud que se desea se encuentre el hombre como en un vacío y un sin sentido que no sabe como llenar.
Es lo que va haciendo madurar a la persona, aunque, repito, algunas veces el camino resulto costoso. Es lo que va haciendo encontrar un sentido a su vida, a lo que hace, a lo que le sucede, encontrando así también su lugar en la vida. Andamos en una continua búsqueda porque no siempre nos sentimos seguros. Encontrarlo diríamos que sería encontrar la verdadera sabiduría de la vida.
El hombre creyente que verdaderamente ha ido madurando en su fe, porque la reflexiona y la razona, al tiempo que se abre a la trascendencia y al misterio de Dios desde su fe, madurada y probada, ha sabido encontrar ese sentido para su vida que le da satisfacciones hondas que son camino de una verdadera felicidad, pero que le hace actuar también de forma libre, con una libertad autentica no dejándose atar por nada que le esclavice, aunque como creyente sepa poner su vida en las manos de Dios para dejarse conducir por su Espíritu.
Hoy nos decía el autor sagrado que en la ley del Señor encontramos esa verdadera dicha y felicidad, esa autentica libertad y sabiduría. Los mandamientos del Señor  ‘son vuestra sabiduría y vuestra inteligencia a los ojos de los pueblos’. ¿Qué es lo que nos da la ley del Señor? Es la senda por la que hemos de caminar y que se convierte en el sentido de nuestra vida.
La ley del Señor que manifiesta lo que es su voluntad para la vida del hombre queriendo lo mejor para él no son meramente normas y leyes que haya que cumplir, sino un sentido de la vida donde nos centramos en Dios que es nuestro Creador y nuestro único Señor y que lo que quiere siempre es el bien del hombre, de todo hombre y en todo momento.
¿Hay algún mandamiento en la ley del Señor que anule al hombre o lo haga menos feliz? De ninguna manera, sino que si en verdad nos dejáramos conducir por esa senda que el Señor nos traza cuando nos manifiesta su voluntad en verdad todos los hombres seriamos verdaderamente felices que nunca haríamos daño a nadie, ninguno se podría sentir molestado u ofendido por el quehacer de los demás, y siempre lo que estaríamos buscando es el bien, lo mejor para toda persona.
Ya nos damos cuenta, por otra parte, de cuánto daño nos hacemos y cómo nos hacemos sufrir mutuamente cuando precisamente la ley del Señor no es la norma ni el sentido de nuestra vida porque pronto aparecen los orgullos y los egoísmos, las envidias y las ambiciones, todas esas pasiones nos hacen hacernos daño mutuamente.
Jesús nos viene a decir hoy que en El precisamente encontraremos esa plenitud que nos dacha esa verdadera felicidad, esa auténtica libertad interior y paz, y esa profunda sabiduría a nuestra vida.

No hay comentarios:

Publicar un comentario