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sábado, 20 de diciembre de 2014

Concédenos, siguiendo el ejemplo de María, la gracia de aceptar con humildad de corazón tus designios

Concédenos, siguiendo el ejemplo de María, la gracia de aceptar con humildad de corazón tus designios


Una vez más escuchamos el anuncio de la Encarnación. Dios que quiere hacerse hombre, encarnarse en las entrañas purísimas de María. Para siempre va a ser para nosotros como lo había anunciado por boca del profeta: Emmanuel, Dios con nosotros. ‘Mirad: la virgen está encinta y da a luz un hijo, y le pone por nombre Emmanuel, que significa: Dios con nosotros’.
No nos cansamos de meditar en el misterio de la Encarnación de Dios y más en estos días en que ya nos acercamos a la celebración de su nacimiento. Importante y grandioso lo que vamos a celebrar, pero todo comienza en este momento. El ángel viene hasta María de parte de Dios para traerle la Buena Noticia del Misterio de Dios que en ella se va a realizar; y María dice: Sí.
‘Aquí está la esclava del Señor, hágase en mí según tu palabra’. Es la respuesta de María. Por tantas veces que lo hemos oído, lo hemos meditado, lo hemos querido hacer oración en nuestra vida, pudiera parecernos fácil. Claro que María estaba llena de Dios, era la llena de gracia, porque María en su fe estaba totalmente abierta a Dios a lo que fuera su voluntad.
¿Para nosotros es fácil? Cuidado no nos acostumbremos a las palabras y le hagamos perder su sentido. ‘Hágase tu voluntad, en la tierra como en el cielo’, decimos cada día o cada vez que rezamos el padrenuestro. Es un ponernos totalmente en las manos de Dios sin reservarnos nada para nosotros. Y hemos de reconocer que no es fácil, porque siempre miramos por nosotros, podemos estar pensando y hasta donde nos llevará eso, y si seré capaz de hacerlo siempre así, buscar la voluntad de Dios cuando en nuestro egoísmo o en nuestros temores comenzamos pensando en nosotros mismos.
En la oración litúrgica de este día le hemos pedido al Señor que ‘siguiendo el ejemplo de María, nos conceda la gracia de aceptar tus designios con humildad de corazón’.
Que el Señor nos dé disponibilidad y valentía; que nos dé humildad y grandeza de corazón; que nos dé la fortaleza de su Espíritu; que como María sepamos abrirnos a Dios y dejarnos conducir por El; que nos enriquezca con su gracia y con su amor para amar de la misma manera.
Es la mejor manera de prepararnos para la Navidad ya tan cercana y recibir a Dios en nuestro corazón. Si aceptamos sus designios llegará a nosotros su Salvación.

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