Vistas de página en total

martes, 4 de noviembre de 2014

Tenemos que salir a las plazas y a los caminos para traer a los pobres y a los oprimidos al banquete del Reino de Dios

Tenemos que salir a las plazas y a los caminos para traer a los pobres y a los oprimidos al banquete del Reino de Dios

Filp. 2, 5-11; Sal. 21; Lc. 14, 15-24
‘¡Dichoso el que coma en el banquete del Reino de Dios!’ exclamó uno de los comensales que estaba sentado a la mesa con Jesús. Algo así como aquello de Pedro en el Tabor ‘¡Qué bien se está aquí!’ Con corazón humilde estaba abierto a la Palabra de Jesús y ante todo aquello que iba escuchando surgió ese entusiasmo pensando quizá en la plenitud del Reino del que Jesús estaba hablando. Hay momentos que parece que hay como una inspiración especial y vislumbramos la plenitud que se esconde tras un anuncio, o aquello mismo que estamos viviendo nos hace entrever algo superior que podemos vivir.
Sin embargo Jesús le hará comprender que quizá no todos están tan dichosos y tan deseosos de ese Reino de Dios tal como lo anuncia Jesús de manera que incluso lo rechazarán. ¿Estaba queriendo dar a entender que allí mismo entre los comensales que se habían sentado a la misma mesa algunos rechazarían ese Reino que Jesús anunciaba? Las actitudes que mostraban en muchas ocasiones no daban señales de que quisieran vivir el Reino con las características que Jesús lo anunciaba.
Por eso Jesús propone aquella parábola del banquete al que había sido convidada mucha gente, pero al que los invitados no quisieron venir porque preferían otras cosas, había otras cosas a las que le daban más importancia. Los hechos se repiten. También en nuestro mundo quiere resonar el anuncio del Evangelio pero no todos acogen de la misma manera ese anuncio. Todos son invitados a seguir a Jesús y no todos están dispuestos a seguirle.
Pensemos de forma muy concreta en nuestro ambiente, en nuestro entorno, en un mundo o una sociedad que decimos cristiana, donde la inmensa mayoría incluso está bautizada. ¿Calan los valores y principios del evangelio en nuestra sociedad? Cuantos hay a nuestro lado que pasan de religión y de cristianismo, que no quieren oír hablar de evangelio ni de principios o valores cristianos, que prescinden de manera práctica de Dios en sus vidas y de todos los valores espirituales y cristianos.
Tenemos que ser conscientes de esa realidad; no todos son cristianos; no a todos les interesa la Iglesia y la religión; muchos han ido construyendo su vida al margen de la fe y del ser cristiano; muchos incluso los vamos a encontrar que están en contra de todo lo que signifique religión, Iglesia, fe, cristianismo. Tenemos que darnos cuenta que vivimos en un mundo muy diverso y es ahí en medio de todo eso donde tenemos que ser fieles de verdad y manifestar valientemente nuestra condición de creyentes y de cristianos.
 Es lo que nos describe la parábola cuando nos habla de que los invitados se fueron a sus cosas y no quisieran aceptar la invitación al banquete. Muchos siguen siendo los que no aceptan la invitación o quizá ni siquiera quieren escucharla. Pero el banquete del Reino había de celebrarse. ‘Sal corriendo a las plazas y calles de la ciudad y tráete a los pobres, a los lisiados, a los ciegos y a los cojos… sal por los caminos y los senderos, insísteles hasta que entren y se me llene la casa’. Es la insistencia del que había preparado el banquete.
Ya lo habían anunciado los profetas y Jesús incluso en la sinagoga de Nazaret lo había anunciado. Incluso recordamos que la gente de Nazaret se lo tomó a mal,  porque Jesús les decía que vendrían gentes como la cananea de Tiro y Sidón o como Naamán el sirio, y serían los que se beneficiarían del banquete de la salvación. Allí con el profeta había anunciado que los pobres son los que serían evangelizados, y los esclavizados y oprimidos los que alcanzarían la liberación en el año de gracia del Señor, y en otros momentos nos dirá que vendrán de oriente y occidente, del norte y del sur y se sentarán en la mesa del Reino de los cielos, porque aquellos primeros que habían sido invitados no quisieron recibirlo.
¿Nos querrá decir muchas cosas todo esto que estamos reflexionando? ¿A quienes tenemos que ir a anunciar el Evangelio? ‘Dichosos los pobres, porque de ellos es el Reino de los cielos’, hemos escuchado estos días en la proclamación de las bienaventuranzas. Pero ¿no nos estará diciendo esto también lo que el Papa nos ha dicho que tenemos que salir a las periferias para anunciar la Buena Nueva del Reino de Dios también a los que están a nuestro alrededor y sin embargo están lejos de la fe y de la Iglesia?
‘¡Dichoso el que coma en el banquete del Reino de Dios!’  Dichosos nosotros si podemos hacer que muchos coman del banquete de la salvación.

No hay comentarios:

Publicar un comentario