Desprendidos de apegos y riquezas con corazón generoso haciéndonos los últimos podremos entrar en el Reino de los cielos
Ez. 28, 1-10; Sal.:Deut. 32,26-36; Mt. 19, 23-30
‘Más fácil le es a un
camello pasar por el ojo de una aguja, que a un rico entrar en el reino de los
cielos’. Jesús
utiliza esta frase proverbial de la dificultad de pasar un camello por el ojo
de una aguja, que era una hipérbole para expresar que algo era irrealizable o
muy difícil, para hablarnos de esa dificultad de los ricos para entender y
vivir con todo sentido y profundidad los valores del Reino de Dios.
Ya sabemos cómo se hace con ello referencia a esas
puertas pequeñas y estrechas que había en las murallas de las ciudades y que de
alguna manera querían controlar lo que por ellas había de pasar. Claro un
camello con sus jorobas, pero sobre todo un camello, que se utilizaba como
animal de carga, con todas las cosas que podría llevar sobre él haría imposible
su paso por esas puertas llamadas agujas precisamente.
El rico acaparador de riquezas y que en su avaricia y
desconfianza no quiere dejar nada atrás está bien reflejado en esa imagen del
camello cargado en su dificultad de paso por dichas puertas. Clara referencia a
todos esos apegos del corazón que lastran nuestra vida, que nos esclavizan a
las cosas, que crean ataduras y dependencias de las que nos cuesta arrancarnos
en contraposición a esa libertad de espíritu de quien de todo se desprende para
vivir con un corazón limpio y verdaderamente libre que lo que quiere es
glorificar a Dios con su vida. Ojalá aprendiéramos a guardar nuestros tesoros
no donde la polilla los corroen o los ladrones nos los pueden robar, sino en el
cielo porque vivamos desprendidos de todo y compartiendo todo con los que menos
tienen.
Todo parte como un comentario de lo que anteriormente
ha sucedido - lo escuchábamos y comentábamos ayer - del joven rico que ante lo
que Jesús le indicaba de vender cuanto tenía para darlo a los pobres y seguirle
se había marchado muy triste porque era muy rico. Algún evangelista al
narrarnos este hecho nos dice que Jesús se le quedó mirando. Y está también la
reacción de los que estaban alrededor, en especial los discípulos más cercanos,
ante el hecho y los comentarios de Jesús, de manera que exclamarán, porque se
quedaron pasmados nos dice el evangelista, ‘entonces,
¿quién puede salvarse?’.
La salvación es obra de Dios en nosotros; no son solo
nuestros méritos, porque el único que ha podido merecer la salvación para
nosotros es Jesús. El les dirá que ‘para
los hombres por sí mismos imposible, pero Dios lo puede todo’. Y es que la
respuesta que nosotros hemos de dar a la oferta de salvación que Jesús nos hace
la podremos dar siempre con la ayuda de la gracia de Dios. No es imposible,
sino que tenemos que dejarnos guiar por el impulso y la fuerza de la gracia
divina.
Por allá sale Pedro siempre con sus impulsos
espontáneos un poco menos que queriendo hacer lista de lo que ellos han hecho
que un día lo dejaron todo por seguir a su maestro. Recordamos cómo al paso de
Jesús por la orilla del lago cuando los invita a ser pescadores de hombres,
dejaron las redes y la barca para irse con Jesús. ‘Nosotros lo hemos dejado todo y te hemos seguido, ¿qué nos va a
tocar?’ Una pregunta espontánea como lo era el corazón de Pedro que era un
corazón abierto y lo que sentía inmediatamente lo manifestaba.
Les habla Jesús del lugar importante que van a tener en
el Reino de Dios; ‘los que me habéis
seguido os sentareis en doce tronos para regir a las doce tribus de Israel’.
Palabras que pueden tener un claro sentido escatológico para hablarnos del
final de los tiempos, pero pueden ser una referencia al lugar de los apóstoles
y en ellos sus sucesores en lo que fue la trasmisión de la fe y lo que fue y
sigue siendo la vida de la Iglesia, con esa característica tan propia de ser
Iglesia apostólica.
Pero terminará hablando de la herencia de la vida
eterna. ‘El que por mi deja casa,
hermanos o hermanas, padre o madre, mujer, hijos o tierras, recibirá cien veces
más, y heredará la vida eterna’. Pero concluye con algo muy importante que
ya nos ha dicho para quien quiere ser principal y primero, que es necesario que
se haga el último. ‘Muchos primeros serán
los últimos y muchos últimos serán primeros’. Hagámonos los últimos y
servidores porque así seremos en verdad los primeros en el Reino de los cielos.
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