El Buen Pastor no solo nos da vida porque nos alimenta sino que da su vida por nosotros
Hechos, 11, 1-18; Sal. 41; Jn. 10, 1-18
Jesús es el Buen Pastor que no solo nos da vida sino
que además da su vida por nosotros. Cuando reflexionábamos en lo que hacia el
pastor por sus ovejas decíamos cómo un buen pastor busca los mejores pastos que
alimenten a sus ovejas, las cuida y las conduce lejos de todo peligro, las
busca y las llama y las ovejas escuchan su voz porque lo conocen, pero hoy
podemos dar un paso más, no solo da vida porque las alimenta sino que es capaz
de dar su vida.
Era hermoso y bien significativo como al ir al aprisco
a buscar a sus ovejas, no salta por encima de la tapia como el ladrón y bandido
que viene a robar a las ovejas, sino que entra por la puerta porque al buen
pastor y dueño de las ovejas el guarda lo conoce y le abre. La imagen hay que
entenderla en todo su contexto y contenido. Se guardaban en un mismo aprisco o
redil ovejas de distintos pastores, pero a la hora de sacarlas a pastorear cada
pastor sacaba y llevaba sus ovejas. El las conoce y las ovejas le conocen a él;
él es capaz de llamarlas por su nombre y las ovejas reconocen su voz, el camina
delante de ellas y le siguen; a un extraño no lo seguirán sino que huirán de
él, porque no conocen la voz de los extraños.
¿Reconoceremos la voz de Jesús y seremos capaces de
seguirle o quizá confundidos nos vamos tras la voz de los extraños? Es un
peligro y tentación que tenemos; no escuchamos la voz de Jesús y queremos
escuchar otras voces; no queremos reconocer y hacer nuestro el mensaje de Jesús
y nos dejamos seducir por mensajes extraños y bien ajenos a nuestro sentido
cristiano. Cuántas cosas así nos pueden suceder.
Cualquier tipo de doctrina y enseñanza nos la tragamos
con toda facilidad dejándonos seducir por la novedad, porque viene de aquí o
viene de allá, porque es lo que ahora se lleva, o porque nos lo quieren
presentar como las grandes verdades en los medios de comunicación. Nos dejamos
convencer por el que llega a nuestra puerta hablándonos de otro sentido de la
religión y no hemos estudiado a fondo lo que es nuestra verdadera fe católica y
el mensaje del evangelio; no acudimos a la Iglesia ni a cuantas cosas la
Iglesia nos ofrece para formarnos debidamente en nuestra fe y nos vamos tras
aquellos que nos invitan a tal o cual reunión donde nos van a presentar la fe
verdadera según ellos.
Pero Jesús está ahí, nos busca, nos llama, nos atrae
con su gracia, quiere en verdad alimentar nuestra vida, nos conduce a las
fuentes del agua viva de la gracia. Como nos día ‘yo he venido para que tengan vida y la tengan abundante’.
Pero no se queda ahí porque nos dirá: ‘Yo soy el Buen Pastor. El Buen Pastor da la
vida por sus ovejas… yo conozco a las mías y yo doy mi vida por las ovejas’.
Nos dice que no es como el asalariado que venir al lobo y huye, porque al
asalariado no le importan las ovejas. Nosotros sí importamos para Cristo. Hasta
tal punto que da su vida por nosotros. Y
bien lo sabemos.
Quiere Jesús atraernos a todos; quiere que formemos un
solo y único rebaño. Y para eso llama y busca también a las ovejas que no son
de su redil. Cristo Jesús ha venido para reconciliar a todos los seres y para
poner en paz todas las cosas. El lo que quiere es que seamos un solo rebaño
bajo el cayado de un solo pastor. Y para eso El da la vida por nosotros y así se nos manifiesta todo lo que es el
amor de Dios.
Es una lástima que después de todo lo que Jesús hace
por nosotros hasta dar su vida, nosotros andemos divididos; es una lástima que
teniendo una misma fe en Cristo Jesús que es nuestro único y autentico salvador
nosotros andemos divididos y bajo el mismo nombre de cristianos luego pongamos
adjetivos que nos diferencien y nos
distancien, que rompan esa unidad querida por Cristo. Nos tendría que hacer
pensar mucho. Nos tendría que hacer rezar mucho también. Aquí está todo el tema
de la unidad de todas las Iglesias que es tan sangrante.
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