Vistas de página en total

viernes, 23 de mayo de 2014

Cuántos motivos tenemos para permanecer en su amor, cumpliendo su mandamiento y amando como El nos ama

Cuántos motivos tenemos para permanecer en su amor, cumpliendo su mandamiento y amando como El nos ama

Hechos, 15, 22-31; Sal. 56; Jn. 15, 12-17
Ayer escuchábamos decir a Jesús ‘si guardáis mis mandamientos, permaneceréis en mi amor, lo mismo que yo he guardado los mandamientos de mi Padre y he permanecido en su amor’; hoy en continuidad total con lo que ayer escuchábamos nos dice Jesús cuál es su mandamiento: ‘Que os améis los unos a los otros como yo os he amado’.
Aparte de que estamos escuchando de forma continuada cada día las palabras de Jesús en la última cena, por otra parte siempre que nos acercamos a escuchar las Palabras de Jesús hemos de ver en su conjunto todo el evangelio, sin aislar unos textos de otros, porque además en esa mirada de conjunto podemos contemplar la totalidad de su mensaje y nos ayudará mejor a comprender lo que Jesús quiere decirnos y que se convierte en Palabra de vida para nosotros.
‘Este es mi mandamiento…’ nos dice Jesús. No puede ser otro que el del amor. Pero no es un amor cualquiera. Ya ha venido diciéndonos que ‘como el Padre me ha amado, así os he amado yo’. Su amor es reflejo del amor del Padre, que tanto nos amó que nos entregó a su Hijo único. Y con un amor igual nos ama Jesús al que vemos entregarse por nosotros hasta el final. Hoy nos dirá que ‘nadie tiene amor más grande que el que da la vida por sus amigos’.
Así nos ha amado El, dando su vida por nosotros para que tengamos vida. Pero ahora nos dice que nosotros hemos de amar con un amor igual. En su mandamiento nos dice que tenemos que amarnos como El nos ha amado. ‘Que os améis los unos a los otros como yo os he amado’.
Pero es que con lo que continúa diciéndonos Jesús nos tenemos que sentir impulsados a amar con un amor así. Nos habla de cómo se nos ha revelado, nos ha manifestado lo más hondo de su corazón. No nos puede llamar siervos, nos dice, porque nuestra relación con El es ya distinta. ‘El siervo no sabe lo que hace su Señor; a vosotros os llamo amigos, porque todo lo que he oído a mi Padre os lo he dado a conocer’.
Y el amor que el Señor nos tiene es un amor  personal y muy concreto a cada uno de nosotros. El nos ha elegido y nos ha llamado por nuestro nombre. Nos recuerda lo que nos decía cuando ha hablado del Pastor y del rebaño; el buen pastor conoce a sus ovejas y a cada una la va llamando por su nombre. Así nos ha elegido a nosotros, así es su amor. ‘No sois vosotros los que me habéis elegido, soy yo quien os he elegido y os he destinado para que vayáis y deis fruto, y vuestro fruto dure’.
Cuántos motivos tenemos para permanecer en su amor, cumpliendo su mandamiento y amando como El nos ama. Son los frutos del amor a los que estamos destinados, lo que tenemos que ofrecer con nuestra vida. Será nuestro distintivo; será por lo que seremos reconocidos sus discípulos; será el testimonio que demos y que atraerá a los otros para que vengan también hasta Jesús. Si los cristianos nos amáramos más, si en verdad viviéramos comprometidos siempre en un amor así como nos pide y nos enseña el Señor, serían muchos más los que se acercarían a la fe, a conocer a Jesús y sentirían en el corazón el impulso a seguirle también. 
De eso tenemos que ser testigos, unos testigos del amor que hará que todos lleguen a reconocer a Jesús. No sólo son nuestras palabras las que tienen que gritar nuestra fe en Jesús, sino que han de ser principalmente nuestras obras del amor. Si en verdad creemos en Jesús no podemos ser raquíticos en nuestro amor a los demás, porque nuestra obligación sería amar con un amor semejante al de Jesús. Nos cuesta; nos hacemos tantas reservas para nosotros mismos; nos parece que si en nuestro amor compartimos lo que somos o lo que tenemos, luego nos queríamos nosotros sin nada; eso denota la pobreza de nuestro amor y de nuestra fe.
Que venga el Espíritu del Señor y nos renueve por dentro; que venga su Espíritu y transforma nuestros corazones para que realicemos con generosidad las obras del amor. 

No hay comentarios:

Publicar un comentario