Sembremos buenas semillas siendo positivos en nuestro pensamiento y en nuestra intención
Col. 1, 24-2, 3; Sal. 61; Lc. 6, 6-11
Lo que se plantean los letrados y los fariseos de estar
acechando a Jesús para ver si curaba un sábado y que esto fuera motivo para
estar cavilando qué hacer con Jesús quizá no sean planteamientos que hoy
nosotros consideráramos lógicos ni usuales. Realmente lo que Jesús realizó de
curar a un hombre de su mal, la parálisis de su brazo, nos puede parecer que
entra dentro de lo normal porque en fin de cuentas es hacer el bien.
¿Qué es lo que estaba haciendo Jesús? simplemente manifestándonos
lo que es su amor compasivo y misericordioso, el corazón compasivo y
misericordioso de Dios. Ante El estaba un hombre con su sufrimiento, con sus limitaciones,
con su brazo paralítico e inmediatamente se manifiesta el amor del Señor,
curándolo. No entienden aquellos letrados y fariseos lo que Jesús hace, porque
es un sábado, pero Jesús les hace la pregunta ¿Qué es lo que esta permitido
o no permitido un sábado? ¿hacer el bien
o el mal, salvar a uno o dejarlo morir?’ En su legalismo su corazón se ha
cerrado al amor y no entienden lo que Jesús hace, curar aquel hombre de su
limitación.
Ya sabemos que todo arrancaba de su concepción
religiosa de la vida y de su manera de interpretar el cumplimiento de la ley
del Señor que prescribía el descanso sabático prohibiendo cualquier tipo de
trabajo. Pero, más allá de ese cumplimiento o no de las estrictas leyes, en el
fondo nos damos cuenta de su no aceptación de Jesús y de su mensaje evangélico.
La trasformación que Jesús pedía para el corazón de quien aceptase su mensaje,
era algo que parecía no entrar en sus planes. De ahí sus maquinaciones, sus
sospechas y desconfianzas, actitudes bien negativas que ennegrecen el corazón
porque lo que están haciendo es poner malicia dentro de nosotros.
Creo que por ahí podría ir nuestra reflexión. Cuántas
desconfianzas, sospechas y recelos tenemos en ocasiones en nuestra relación con
los demás. Es una tentación fácil que nos acecha y que hemos de estar bien
prevenidos para no caer en sus redes.
Nos cuesta aceptar a los otros y muchas veces porque
quizá nosotros no somos capaces de tener buen corazón somos desconfiados de los
demás, vemos quizá o malas intenciones o doble sentido en lo que los otros
hacen y eso crea dentro de nosotros un enfriamiento en nuestra relación que
terminará distanciándonos y viendo mal en el otro donde realmente no lo hay.
Como nosotros hemos dejado meter la malicia en nuestro corazón, entonces siempre
estaremos viendo malicia en el corazón de los otros. Una sospecha llena de
desconfianza estropeado una amistad; es más, podemos decir que es un síntoma
claro de esa falta de amor.
Muchas veces nos cuesta la convivencia, la relación con
los otros. Y mucho más nos cuesta cuando tenemos actitudes negativas en el
corazón. Es necesario que seamos capaces de ser positivos; y ser positivo es
pensar siempre lo bueno y alejar de nosotros el mal deseo; ser positivo es
pensar bien del otro y de la buena intención con que actúa; pensar en positivo
es ser capaz de descubrir el amor y las cosas buenas que hacen los demás;
pensar positivo es quitar la malicia de nuestro corazón para tener unos ojos
limpios que no vean nunca malicia en los demás y en lo que hacen; pensar en
positivo es creer en las personas, creyendo que aunque hayan cometido errores
en la vida - todos los cometemos - son capaces, sin embargo, de enmendarse y de
cambiar.
Cuántas veces decimos que queremos que nuestro mundo
sea mejor. Comencemos por tener actitudes positivas en nuestra relación con los
demás y estaremos sembrando buenas semillas que transformen nuestro mundo.
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