Compromiso apostólico en medio del
mundo y oración por las vocaciones
Hechos, 13, 46-49; Sal. 116; Lc. 10, 1-9
Aunque apenas iniciamos ayer el tiempo de Cuaresma hoy
sin embargo la liturgia nos ofrece la celebración de la fiesta de los Santos
Cirilo y Metodio a quien Juan Pablo II declaró patronos de Europa. En el siglo
X fueron apóstoles y misioneros de grandes regiones de Europa en las que
sembraron las semillas del Evangelio. Habían sido enviados en principio por el
Obispo de Constantinopla pues que procedían de aquella zona, fueron luego
confirmados en su misión por el Papa de Roma que consagro obispo y envío como
legado suyo a Metodio por aquellas regiones eslavas de la Europa oriental.
La Palabra del Señor proclamada en esta fiesta nos ha
hablado en la primera lectura de los Hechos de los Apóstoles del momento en que
Pablo y Bernabé que iban haciendo su recorrido e instituyendo las diversas
iglesias, se dedican de manera especial al anuncio del evangelio a los
gentiles, a causa del rechazo de los judíos. ‘Te he puesto como luz de las naciones para que lleves la salvación hasta
los confines de la tierra, recuerdan cual era su misión’.
Por su parte en el evangelio hemos escuchado el envío
de los setenta y dos discípulos de dos en dos a anunciar el Reino de Dios. Un
camino que han de hacer desde una disponibilidad total y siempre con el mensaje
del amor y de la paz. ‘Curad a los
enfermos que haya y decidles el Reino de Dios esta llegando a vosotros’.
Pero hay también una recomendación que les hace Jesús. ‘La mies es abundante y los obreros pocos.
Rogad por tanto al Señor de la mies que envíe obreros a su mies. Creo que
la celebración de estos dos santos misioneros de Europa entre otras cosas nos
ha de ayudar a reflexionar por una parte en esa misión que a nosotros también
Jesús nos confía de anunciar el Reino de Dios.
Todo cristiano ha de sentir ese ardor misionero en su corazón
de querer extender el Reino de Dios a todas partes. No todos quizás tenemos la vocación
o la llamada del Señor para ir a lejanas tierras para hacer ese anuncio de
Jesús y de su evangelio, pero si todos hemos de sentir la inquietud en el corazón
de que Jesús sea conocido. No será necesario quizás ir a lejanas tierras para
encontrar un lugar donde hacer ese anuncio de Jesús, porque a nuestro lado,
cerca de nosotros tenemos a tantos que no conocen a Jesús.
Aunque creamos que todos somos cristianos no siempre es
así porque nuestra sociedad se ha descristianizado, porque hay muchos a nuestro
lado han perdido la fe, o su fe es tan débil que viven como si no tuvieran fe.
Un campo inmenso donde tenemos que sembrar la semilla del evangelio, multitudes
a nuestro lado que necesitan esa luz de Jesús. Y eso es tarea nuestra, preocupación
y responsabilidad. Hemos de ser cristianos intrépidos que no tengamos miedo de
hacer ese anuncio de Jesús con nuestra palabra y con nuestra vida para
despertar la fe de tantos a nuestro alrededor que quizás la han perdido.
‘La mies es abundante, nos dice Jesús, los obreros son pocos’. Esa es otra
hermosa tarea que tenemos que realizar. Rogar a Dios que sean muchos los
llamados, porque el Señor siempre llama, pero que sean muchos los que respondan
con generosidad a esa llamada de Dios. Que sean numerosas las vocaciones y
numerosos los jóvenes o mayores que den respuesta al Señor para convertirse en
evangelizadores en la vida sacerdotal, en la vida religiosa, o desde el
compromiso apostólico desde su propia vida en el seno de sus familias o
viviendo en el mundo del trabajo en medio de la sociedad.
Un compromiso y una oración, nos esta pidiendo la
Palabra de Dios en la fiesta de estos dos grandes misioneros de Europa.
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