Herodes tenía ganas de ver a Jesús, ¿tendremos nosotros deseos de conocerle también?
Eclesiastés 1, 2-11; Sal. 89; Lc. 9, 7-9
Herodes ‘tenía ganas de ver a Jesús’. Habían llegado noticias de Jesús a los oídos de Herodes. Era el Virrey de Galilea y era allí donde especialmente Jesús realizaba su actividad. Pero las noticias que le llegaban lo dejaban confundido. Unos le decían una cosa acerca de Jesús, mientras otros le hablaban de otra manera. Los comentarios que ahora se manifiestan vienen a repetir las respuestas que un día los apóstoles dieron a Jesús cuando preguntó por lo que la gente decía de él. Pero el pensar si Jesús podría ser Juan el Bautista que había vuelto a la vida dejaba más perplejo a Herodes, porque había sido él quien lo había mandado matar. Por eso no quería creer nada de lo que le decían sino que ‘tenía ganas de verlo’.
¿Por qué quería Herodes ver a Jesús? ¿Le interesaba el mensaje que Jesús iba trasmitiendo? ¿El Reino de Dios que Jesús anunciaba le crearía mayor confusión en su mente? Su padre, Herodes el grande, precisamente cuando le dijeron los magos de Oriente que venían buscando un recién nacido rey de los judíos manifestó también deseos de ir a verlo, pero no sabemos con qué intenciones. Bueno, las intenciones se manifestaron cuando burlado por los Magos que no volvieron por Jerusalén mandó matar a todos los niños menores de dos años en Belén y sus alrededores.
Como nos preguntábamos ¿estaría Herodes Agripa interesando en el mensaje de Jesús? Decía que escuchaba con gusto al Bautista, pero lo había metido primero en la cárcel y luego lo había mandado matar a instigación de Herodías. ¿Cuál sería el interés por Jesús? Habrían de encontrarse en Jerusalén en medio de la pasión de Jesús y lo trataría como un loco porque Jesús no había ni querido hacer los milagros que le pedía para divertirse ni siquiera le había hablado. Jesús se había sentido libre ante Herodes a pesar de ser llevado preso y estar en peligro su vida ante los deseos y curiosidades de Herodes. Así lo había manifestado Jesús cuando en una ocasión le dijeron que Herodes tenía deseos de conocerlo.
‘Tenía ganas de verlo’. Todo esto que hemos ido comentando brevemente sobre los deseos de Herodes de ver y conocer a Jesús o la relación que de alguna manera mantuvo con El, tendría que ayudarnos a descubrir el mensaje que el Señor hoy quiere dejarnos para nuestra vida desde esta Palabra de Dios proclamada.
¿Tendremos nosotros también deseos de ver y conocer a Jesús? Como a todos quizá nos ha sucedido en más de una ocasión habrá aparecido en nuestra imaginación o en nuestro corazón esos deseos o sueños de haber estado allí en Palestina, en Galilea o en Jerusalén en aquellos tiempos para directamente nosotros haber conocido a Jesús. De esa manera en sueños se quedarán porque no vamos ahora a meternos en el túnel del tiempo como aparece en novelas o películas para aparecer caminando en medio de las gentes en tiempos de Jesús.
¿No podremos, entonces, conocer a Jesús? No necesitaremos el túnel del tiempo, pero sí necesitamos avivar nuestra fe, porque sí podemos conocer a Jesús, sentirnos al lado de Jesús o sentir a Jesús en nuestra vida y en nuestro corazón. Tenemos su Palabra revelada y contenida en la Biblia en la que a partir de esos escritos inspirados por el Espíritu Santo que nos dejaron los evangelista podemos acercarnos a Jesús para no solo conocerle sino llegarle a vivir también.
No son los evangelios para nosotros unas simples historias cual si de novelas se tratara que nos dejaran la biografía de Jesús. Es algo mucho más hondo y más hermoso, porque cuando nos estamos acercando a los Evangelio o a la Biblia toda nos estamos acercando a lo que Dios quiere revelarnos de sí mismo. Por eso solo desde la fe tiene sentido el acercarnos a los evangelios, desde la fe y pidiendo también la asistencia del Espíritu Santo que nos vaya revelando, descubriendo allá en lo más hondo de nuestro corazón y nuestra vida, todo ese misterio de Dios.
Queremos ver a Jesús, queremos conocer a Jesús vayamos a los Evangelios, vayamos a la Biblia toda donde El mismo se nos va a dar a conocer, se nos va a revelar y aún más querrá venir a habitar en nuestro corazón, en nuestra vida. No será conocer simplemente cosas de Jesús sino conocer a Jesús es llegar a vivir a Jesús. Con esa fe y conducidos por su Espíritu es cómo hemos de acercarnos a los evangelios.
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