Creemos en Jesús, le seguimos y vivimos su vida
Is. 26, 7-9.12.16-19; Sal. 101; Mt. 11m 28-30
¿Qué significa decir que creemos en Jesús? Creer en Jesús es algo más que sentir admiración por El. Creer en Jesús implica el seguirle, pero no como se sigue a cualquier líder o ídolo que en el mundo tengamos - y no empleamos ahora la palabra ídolo en una connotación religiosa - sino que creer en Jesús nos lleva a imitarle y a vivir su vida.
En la vida, en el mundo en que vivimos surgen líderes con sus ideas que la gente quiere seguir, o nos creamos ídolos en un personaje, ya sea un deportista, por ejemplo, o un cantante a quien la gente admira, copia sus gestos, sus maneras de actuar o de vestir, pero bien sabemos cómo esos ídolos pronto se apagan y son sustituidos por otros que en el ritmo de la vida van surgiendo y van llamando así la atención. Recordemos en los años de nuestra vida cuántos personajes de ese tipo han estado de moda y pronto han sido sustituidos por otros. Son estrellas que pronto se apagan pero nosotros queremos seguir a Jesús quien es la Luz verdadera que dura para siempre.
Creer en Jesús y seguirle, como decíamos antes, es mucho más que admiración, la admiración que podamos sentir por esa clase de líderes o ídolos que mencionábamos; no es copiar cosas externas sino que el seguimiento de Jesús es algo que nos coge mucho más por dentro para implicar toda una vida, que cuando en verdad nos hemos encontrado con El ya será para siempre distinta. Recordemos cómo en el evangelio vemos que mucha gente se quedaba admirada por las cosas que Jesús hacía o decía, pero que no dieron un paso más y pronto le dieron la espalda. Es mucho más que admiración lo que hemos de sentir por Jesús para decir que creemos en El.
‘Venid a mí…’ nos dice hoy Jesús en el evangelio. Y nos invita a ir a El desde lo que es nuestra vida con sus ilusiones y también con sus desesperanzas, con sus cansancios y sus sufrimientos, con sus luchas y sus alegrías, porque en El vamos a encontrar lo que nos va a dar respuesta verdadera por dentro de nosotros a todos nuestros interrogantes y preocupaciones. ‘Yo os aliviaré…’ nos dice Jesús. ‘Encontraréis en vuestro descanso’. En El encontramos esa paz que necesitamos, como esa fuerza de vida que nos hará vivir una vida nueva y distinta.
‘Cargad con mi yugo y aprended de mí…’ nos dice y quizá esa palabra yugo si no sabemos entenderla bien nos pueda sonar o fuerte o fuera de lugar. Nos puede sonar a carga pesada y algo que nos quite la libertad, porque nos llene de obligaciones. Esta expresión era muy utilizada en la literatura rabínica en los tiempos de Jesús, para significar esas normas o ese nuevo estilo de vivir de quien seguía a un maestro.
Pero Jesús nos dirá que su ‘yugo es llevadero y su carga ligera’, porque con El adquirirá, por así decirlo, un nuevo sentido. Pesado era el yugo que se imponía a los judíos desde las diferentes escuelas rabínicas con una cantidad de normas y leyes. Con Jesús todo será distinto. ‘La verdad os hará libres’, nos dirá Jesús en otro lugar del evangelio. Cristo es esa verdad de nuestra vida y el camino que nos lleva a la vida. ‘Yo soy el Camino y la Verdad y la Vida’, nos dirá Jesús. El yugo de Jesús, que nos invita a cargar, nunca será algo pesado ni insoportable. Es el camino que nos llevará a la verdadera dicha y felicidad. Recordemos las Bienaventuranzas.
‘’Cristo nos ha liberado’, como bien comenta y reflexiona san Pablo en sus cartas. El Espíritu que recibimos de Jesús no es para la esclavitud sino para la libertad, la libertad gloriosa de los hijos de Dios. Es el Maestro, sí, al que tenemos que seguir, pero el seguimiento de Jesús es para libertad, para la paz, para el amor. Nunca la verdadera libertad, el amor verdadero y la paz serán una carga pesada, sino todo lo contrario nos conducirá a caminos de felicidad, que es lo que realmente Jesús quiere para nosotros.
Por eso Jesús nos hablará de mansedumbre y de humildad cuando nos invita a imitarle, a copiarle en nuestra, a vivir su estilo de vivir. Es el estilo de su evangelio, son los valores que nos enseña a vivir, es el camino que nos lleva a la verdadera dicha y felicidad que encontramos en el Reino de Dios.
Vayamos a Jesús, escuchemos su llamada e invitación, pongamos en El toda nuestra fe y sigámosle con toda nuestra vida.
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