Vistas de página en total

jueves, 8 de mayo de 2025

Pongamos toda nuestra fe en las palabras de Jesús para sentir como siendo pan de vida para nosotros cuando le comemos tendremos vida para siempre, vida eterna

 


Pongamos toda nuestra fe en las palabras de Jesús para sentir como siendo pan de vida para nosotros cuando le comemos tendremos vida para siempre, vida eterna

Hechos  8, 26-40; Salmo 65; Juan 6, 44-51

Cuando vamos haciendo camino, sobre todo si el esfuerzo que tenemos que realizar para hacerlo es grande, necesitamos un alto en el camino para recuperar fuerzas tomando algún alimento; cuanto saboreamos en ese momento un bocado de pan que nos echemos a la boca, en momentos así nos parece que tiene incluso mejor sabor y lo disfrutamos; parece que nada hay tan sabroso como un trozo de pan cuando tenemos hambre y necesitamos recuperar fuerzas, qué rico ese pan que sacamos de nuestras alforjas y con cuanto sabor lo comemos.

Hoy se nos ofrece Jesús como ese pan de vida que necesitamos para nuestro camino. El mismo se nos ofrece como alimento, como pan de vida, como verdadero pan del cielo porque así quiere ser nuestra luz y nuestra fortaleza; quiere ser esa luz que nos alumbre el sendero, pero además quiere ser viático para nosotros porque quiere caminar a nuestro lado ayudándonos a hacer ese camino, pero ofreciéndose a si mismo como ese pan que nos alimenta y fortalece. Es como esa alforja que llevamos con nosotros, colgada a nuestro hombre donde llevamos ese pan que en cada momento va restableciendo nuestras fuerzas.

El camino de la fe muchas veces se nos hace costoso y parece que nos sentimos sin fuerzas para continuar esa ascensión de la vida. Necesitamos unas alforjas de donde ir tomando esa fuerza que necesitamos. El nos ofrece su Palabra que nos ilumina, El despierta nuestra fe y nuestra esperanza para que no nos perdamos en la oscuridad, El nos alimenta con el alimento de su propia vida para que no nos sintamos sin fuerzas.

Aquel signo que había realizado en el desierto donde había alimentado a aquella multitud que quería seguirle pero que se habían quedado sin pan, es la muestra de lo que El quiere ser para nosotros. Es necesario despertar nuestra fe para poner en El toda nuestra confianza, para sentir su fortaleza, para alimentarnos de su vida, para entender cómo puede El darnos a comer su carne para hacerse vida en nosotros. ‘El que cree tiene ya la vida eterna’, nos dice hoy Jesús. Por eso, como seguirá diciéndonos ‘el que come de este pan vivirá para siempre’.

Todos tenemos ansias de vivir y nadie quiere que se acabe su vida. El pensamiento de la muerte nos agobia porque nadie quiere morir. Y Jesús nos da la posibilidad de vivir para siempre, porque si en El ponemos nuestra fe ‘El nos resucitará en el último día’, como nos ha dicho. Es lo que quiere para nosotros, nos ofrece vida eterna. Vida eterna porque es vivir en El, vivir su vida. Y Dios es eternidad, y quiere que en El vivamos así para siempre.

‘Y el pan que yo os daré es mi carne por la vida del mundo’, termina diciéndonos hoy. Palabras, sin embargo, que nos suenan a misterio, porque como luego escucharemos protestar a la gente de Cafarnaún es difícil entenderle y duro es lo que les está enseñando, porque poco menos que suena a canibalismo. Pero ahí se nos está manifestando todo el misterio de Dios al que tenemos que prestar nuestra obediencia de la fe.

Pero ¿humanamente no decimos cuando amamos a alguien que nos lo queremos comer? ¿No decimos cuando nos sentimos amados por alguien que en ese amor nos sentimos fortalecidos como si tuviéramos una nueva vida? ¿Por qué no decirlo entonces cuando nos sentimos amados de Dios y a El nos queremos sentir tan unidos que llegamos a decir que tenemos una misma vida con Dios? Es lo que nos ofrece Jesús; es así como es el Pan de vida para nosotros, para que le comamos a El y así podamos tener vida para siempre. Pongamos toda nuestra fe en las palabras de Jesús.

No hay comentarios:

Publicar un comentario