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viernes, 18 de abril de 2025

quédate con nosotros Señor

Quédate, con nosotros

 

Cuando en esta tarde de jueves Santo hemos llevado el sacramento del Cuerpo de Cristo al monumento Eucarístico te hemos querido decir una vez más ‘quédate con nosotros Señor’.

Quédate con nosotros que te necesitamos, nuestra vida sin ti es una vida sin luz, demasiadas veces caminamos por la vida al tuntuneo sin saber muchas veces a donde vamos cuando queremos hacer el camino por nosotros mismos y sin contar contigo; quédate con nosotros porque eres nuestro aliento y nuestra fuerza, para que se despierte de nuevo intensamente nuestra fe en medio de las dudas y oscuridades que nos van apareciendo en la vida.

Quédate con nosotros porque queremos tu luz, queremos que estés con nosotros para que nos arda de nuevo el corazón cuando escuchamos tu palabra; no queremos volver a sufrir la soledad de tu ausencia, sabemos que tú no nos fallas, somos nosotros los que tantas veces nos apartamos para hacer nuestra vida por nuestra cuenta; quédate con nosotros para que aprendamos a saborear tu presencia. 

Quédate con nosotros en este mundo que estamos convirtiendo en un desierto porque poco a poco lo vamos destruyendo; que tu presencia sea como un rocío que nos haga reverdecer de vida, haciendo desaparecer vacíos y sequedades, despertando humanidad en nuestros corazones para que surjan de nuevo brotes que hagan florecer la alegría y la esperanza.

Quédate con nosotros, tú que eres Príncipe de la Paz para que de nuevo encontremos caminos de reconciliación que nos hagan olvidar tanta violencia en la que nos vemos envueltos, tantas palabras agresivas e hirientes que ya parecen normales en las conversaciones, tantas posturas intransigentes que se convierten en abismos insalvables que ponen distancias en el trato entre unos y otros.

Quédate con nosotros Señor porque te necesitamos a nuestro lado para abrirnos a caminos de reconciliación y de reencuentro que en nuestro orgullo tan difíciles se nos hacen.

Quédate con nosotros para que sintamos paz en nuestro corazón y reaparezca la alegría en nuestra vida, para superar tensiones y malos entendimientos, para que los recelos y las envidias no pongan nubes en nuestra mente que nos implican ver con claridad las luces de las buenas obras de los demás.

Quédate con nosotros para gozarnos en tu amor y tu misericordia, sintamos el gozo del perdón que nos ofreces y con la misma generosa alegría seamos también capaces de ser compasivos y misericordiosos con los que tropiezan a nuestro lado. 

Quédate con nosotros para que los sufrimientos que tantas veces nos aparecen en la vida con enfermedades y con soledades no nos hagan perder el sentido de la vida a pesar de todo y la esperanza de que algo nuevo puede brotar de nuevo en nosotros.

Quédate con nosotros, Señor, que el atardecer de la vida no nos llene de oscuridad e incertidumbre porque tú siempre eres nuestra luz y nuestra esperanza de un nuevo amanecer.

 

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