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jueves, 18 de enero de 2024

Nosotros también tenemos que preguntarnos por qué vamos tras Jesús, nos llamamos cristianos, realizamos unos actos religiosos, por qué venimos a la Iglesia

 


Nosotros también tenemos que preguntarnos por qué vamos tras Jesús, nos llamamos cristianos, realizamos unos actos religiosos, por qué venimos a la Iglesia

1Samuel 18, 6-9; 19, 1-7; Sal 55; Marcos 3, 7-12

Por algo nos buscamos los unos a los otros, por algo quiero conocer a los demás, por algo quiero ser amigo de alguien, por algo nos gusta encontrarnos y reunirnos con los demás, por algo buscamos siempre una relación y evitamos la soledad. Alguien podría quizás estar pensando mientras voy haciendo esta enumeración que podríamos prolongar mucho más, en intereses que se pudieran volver mezquinos, en búsquedas de ganancias o beneficios en el orden material o incluso económico, pero me atrevo a decir, en un gesto de buena voluntad, vamos a llamarlo así, que no siempre son esos intereses los que nos hacen buscar a los demás.

Es el deseo del encuentro y la comunicación, es sentir que tenemos almas gemelas y podemos entendernos fácilmente, es buscar la convivencia que nos saque de soledades, es lo que, no en el orden material, podemos recibir de los demás, porque de los demás aprendemos, porque en los demás podemos encontrar estímulos para nuestra vida, porque la conversación con los demás me hace la vida agradable, porque encuentro felicidad en lo que comparto con aquellas personas, porque siento una riqueza espiritual dentro de mi cuando estoy con los demás que me hace sentirme grande, me hace sentirme satisfecho de la vida, que ponen alegría e ilusión en mis ojos y en mi caminar.

Sí, sé también que podemos tener unos deseos o unos intereses que nos puedan volver egoístas, porque solo pensamos en lo que podemos recibir de esas personas, y no nos preocupamos tanto de lo que nosotros podamos aportar; sé que podemos ser interesados porque voy a encontrar ayuda en mis necesidades, solución a problemas; pueden haber, es cierto, intereses que no son tan generosos y tan altruistas, porque solo podemos estar pensando en lo que nos vamos a beneficiar de la amistad de esas personas.

Os podéis estar preguntando el por qué me estoy haciendo esta reflexión preguntándome el por qué buscamos a los demás. Creo que es algo importante el analizar las motivaciones que tenemos en la vida para hacer lo que hacemos. Para aclarar ideas, para encontrar un sentido y un valor, para poner deseos de superación en nosotros… muchas cosas podemos pensar.

El evangelio nos habla hoy de que ‘Jesús se retiró con sus discípulos a la orilla del mar, y lo siguió una gran muchedumbre de Galilea. Al enterarse de las cosas que hacía, acudía mucha gente de Judea, Jerusalén, Idumea, Transjordania y cercanías de Tiro y Sidón’. Gente que viene de todas partes para estar con Jesús. Y aquí viene la pregunta, ¿por qué acudían tantos, además procedentes de tan distintos y distantes lugares de toda Palestina?

‘Al enterarse de las cosas que hacía’, nos dice el evangelista. Sus milagros, las curaciones de los enfermos… Se le echaban encima y casi lo estrujaban; nos dice que se subió a una barca que estaba en la orilla para que no se apretujaran tanto en torno a El. Venían con sus males, con sus enfermos, con sus dolencias, con sus desesperanzas, con su pobreza, con su necesidad. Pero venían también a escucharle. Sus palabras despertaban esperanzas. Y aunque no siempre supieran ver como un signo de algo más aquellas curaciones que realizaba, algo intuían y por eso querían estar con El. Aunque algunos solo vinieran por el interés de la curación y de la salud corporal, pero Jesús iba sembrando algo más en sus corazones.

Es ahora cuando nosotros también tenemos que preguntarnos por qué vamos tras Jesús, por qué nos llamamos cristianos, qué es lo que buscamos en nuestras actitudes y los actos religiosos que realizamos, por qué venimos a la Iglesia, por qué nos decimos seguidores de Jesús. ¿Habrá algo distinto y profundo en nuestro corazón?

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