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viernes, 14 de mayo de 2021

La celebración de la fiesta del Apóstol san Matías y el recuerdo de su elección nos ayuda a ver la acción del Espíritu en la vida de la Iglesia

 


La celebración de la fiesta del Apóstol san Matías y el recuerdo de su elección nos ayuda a ver la acción del Espíritu en la vida de la Iglesia

 Hechos de los apóstoles 1, 15-17. 20-26; Sal 112; Juan 15, 9-17

El grupo de los apóstoles había sido constituido por el mismo Cristo con el número de Doce. Así entre todos los discípulos que lo seguían había elegido y llamado a Doce para constituirlos apóstoles. Los evangelios en distintos momentos nos hablan de ese momento en que Jesús después de pasar la noche en oración había llamado por su nombre a aquellos doce y los había constituido apóstoles. Le habían seguido desde el principio, habían escuchado su llamada en distintos momentos, y a ellos de manera especial instruía sobre los misterios del Reino y habían sido testigos de su muerte y resurrección.

Había fallado el hijo de la perdición, como en algún momento se le llama, Judas Iscariote el que lo entregó y acompañó a aquellos que fueron a prenderle en el Huerto y ahora reunidos los once con gran número de discípulos – se habla de que estaban reunidos unos 120 – deciden buscar como sustituto a uno de los que también desde el principio habían caminado con Jesús y había sido también testigo de su resurrección.

La primera lectura de este día nos habla de esta elección de Matías que iba a formar parte del grupo de los Doce y del discurso de Pedro con los razonamientos del por qué de su elección.

Es la fiesta de un apóstol que hoy celebramos, san Matías. Un momento que nos viene bien recordar y celebrar porque nos está llevando también a los orígenes de la comunidad cristiana, y aunque aun en este episodio no había sucedido la manifestación del Espíritu en Pentecostés, sin embargo estamos viendo como la Iglesia siempre se ha dejado conducir por el Espíritu del Señor que anida en nuestros corazones y que se hace presente en la vida de la Iglesia.

Es un episodio previo a Pentecostés y que este año también tenemos cercano a las fiestas de la Ascensión del Señor al cielo y posteriormente Pentecostés con la venida del Espíritu Santo. Si hemos venido reflexionando en estos días en las palabras de Jesús que nos anuncia y promete la asistencia del Espíritu Santo la celebración de la fiesta de este Apóstol y el recuerdo de su elección que se nos hace en la Palabra de Dios nos puede ayudar a ver esa acción del Espíritu continuamente en la vida de la Iglesia.

No podemos comprender el sentido de la Iglesia sin la fe en don del Espíritu Santo que Jesús nos promete y nos envía. Es el Espíritu el que nos ayuda a comprender el misterio de la Iglesia; es el Espíritu el que nos lleva más allá de ese grupo humano que formamos los que creemos en Jesús para comprender que nuestro sentido y nuestra vida eclesial no tendrían sentido ni valor sin la acción del Espíritu en nosotros.

Es quien nos congrega pero para ser algo más que un grupo de personas que se reúnen desde unos intereses o unas motivaciones muy particulares. Es algo más que desarrollar un programa, tener unos objetivos y unas metas, porque es sentir por la fuerza del Espíritu la presencia de Cristo resucitado en medio de nosotros. Lo que nos convoca y nos reúne es la fe, y desde esa fe nos sentimos congregados en la fuerza del Espíritu para poder vivir ese Reino de Dios anunciado y constituido por Jesús.

Vivimos en este mundo y con los pies bien afirmados en nuestro mundo, pero nuestra meta no es conquistar ese mundo o constituirnos en un grupo de poder en medio de él; nuestra postura principal será siempre la del servicio, para hacer sí que nuestro mundo sea mejor impregnándolo de los valores del Reino de Dios. Será el Espíritu el que nos guíe, nos ilumine, nos fortalezca en la tarea, será el Espíritu el que haga posible que resplandezcan esos valores con los que buscamos siempre la gloria de Dios y el bien del hombre.

Que la imagen de los apóstoles que recibieron el mandato del Señor de anunciar la Buena Nueva de la Salvación sea para nosotros un estímulo para el seguimiento del camino del Señor pero para ser en verdad sus testigos en medio del mundo.

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