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viernes, 14 de febrero de 2020

Una nueva evangelización porque la luz del evangelio no ha terminado de ser en verdad luz y sal de nuestra sociedad



Una nueva evangelización porque la luz del evangelio no ha terminado de ser en verdad luz y sal de nuestra sociedad

Hechos de los apóstoles 13, 46-49; Sal 116; Lucas 10, 1-9
A la hora de comenzar a escribir la semilla de este día me encuentro, os lo digo sinceramente, con el dilema de no saber por donde orientar mi reflexión. Hoy, sobre todo en nuestro mundo occidental, vivimos inmersos en una campaña mediática muy intensa con el tema del amor y de la amistad. Este tema se ha convertido en un intenso reclamo que nos bombardea por todas partes y no podemos ocultar lo que tiene de campaña publicitaria pues grandes son las ganancias comerciales que circulan en el mercado con motivo de este día.
No es malo que pensemos y hasta celebremos el amor y la amistad, aunque, como siempre se suele decir, no es cosa de un solo día que se podría quedar en una falsedad si no es algo que se viva intensamente cada día. Es bonito el amor, es preciosa la amistad, forma parte de nuestra vida, alegra el corazón y llena de ansias de vivir porque es triste vivir solo sin tener a quien amar y sin sentirse uno amado de los demás. Pero, repito, no lo podemos convertir en flor de un día, porque se marchita pronto como se marchita una flor cortada.
Es una semilla que tenemos que sembrar muy hondo en el corazón, pero es necesario que seamos buena tierra para que crezca esa hermosa planta y nos pueda brindar una hermosa flor. Cómo tenemos que cuidar esa planta de la amistad, cómo tenemos que cuidar la tierra de nuestro corazón. Sintámonos felices con nuestros amigos y hagámoselo saber; vivamos con intensidad el amor y no dejemos que nada le pueda quitar su bello brillo ni enturbiar su resplandor.
Cuidemos el amor, que significa cuidar a la persona amada; pero cuidemos el amor que significa cuidar mucho nuestro corazón para que no se sienta turbado por otras influencias que nos llenen de dudas. No es una joya ofrecida ni una flor presentada como un obsequio lo que va a hacer crecer, madurar y mantener ese amor, sino que pensemos que esa joya es el amor mismo, esa flor es realmente nuestro amor que es el que tenemos que hacer bello.
Y dicho esto en lo que quizá me he extendido más de lo que pensaba – yo no ando recordando a mis amigos qué día es hoy sino que cada día lo hago el día de la amistad – centrémonos también en el mensaje que nos ofrece la celebración de este día. Hoy celebramos a dos santos que son considerados también patronos de Europa por la tarea evangelizadora que realizaron en extensos territorios de nuestra Europa en su tiempo. Hoy es día de san Cirilo y san Metodio, patronos de Europa.
Una invitación que surge, pues, de la Palabra de Dios que hoy se nos proclama para comprometernos aun más en esa tarea de la evangelización. Jesús ha escogido de entre los discípulos a los doce apóstoles y los envía, como envía a sus discípulos todos de dos en dos, a hacer un primer anuncio de la Buena Noticia de Jesús. Pero Jesús no les oculta la dificultad que entraña su tarea porque les dice que les envía como ovejas en medio de lobos.Mirad que os mando como corderos en medio de lobos’, y les dice también que ‘la mies es abundante pero los obreros son pocos’.
Mucha la mies, pocos los obreros, corderos en medio de lobos, significa lo complejo de la tarea. Entonces y ahora. Los que venimos habitualmente a la iglesia o vivimos en países que llamamos cristianos o de vieja cristiandad algunas veces parece que nos cegamos y nos creemos que ya la tarea está realizada porque todos somos cristianos, todos bautizamos a nuestros hijos o venimos a algunas celebraciones religiosas. Pero comparemos el numero de los que habitualmente vemos en nuestras celebraciones – y si queremos incluso cojamos como referencia los días de mayor afluencia que no son tantos – y lo que es el conjunto de la población que nos rodea en el lugar y nos daremos cuenta que andamos en minoría; no somos tantos, seamos realistas. ¿No nos tendría solo eso ya que comenzar a hacernos preguntas?
No nos extrañe que se nos repita una y otra vez que es necesaria una nueva evangelización. Hemos de reconocer que la luz del evangelio – aunque nos llamemos cristianos y hagamos nuestras fiestas a los Santos, a la Virgen o al Cristo de nuestra devoción – no ha terminado de calar en nuestros corazones, en la vida de los que rodean, no ha terminado de ser en verdad sal y luz de nuestra sociedad. Es mucho lo que nos queda por hacer.

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