Necesitamos
nosotros esa buena levadura, ese pan de vida, esa agua viva, ese vino nuevo que
bien sabemos que solo en Jesús podemos encontrar
Génesis 6,5-8; 7,1-5.10; Sal 28;
Marcos 8,14-21
Atravesaban el lago en la barca y en
las provisiones se habían descuidado y no llevaban más que un pan. Suele pasar,
salimos en alguna ocasión con prisa porque queremos acudir a algún sitio,
teníamos que proveernos de muchas cosas que teníamos que llevar y algo se nos
quedó atrás. Como solemos decir en ocasiones, lo que más falta hacia eso fue lo
que se quedo olvidado en casa.
En la costumbre habitual de la época
una de las cosas que no podían faltar a un caminante era llevar suficiente pan
en la alforja por las diversas situaciones en que se pudiera encontrar.
Recordamos como se habían pasado varios días con Jesús y las provisiones se habían
acabado y allá estaban en descampado sin tener que comer y solo lo que aquel
muchacho pudo ofrecer de lo que le quedaba aún en la alforja.
Ahora, por las razones que fuera, solo
llevaban un pan en la barca y, como dirían en otra ocasión, que era eso para
todos los que iban en la barca. Pero es que Jesús les dejó caer una frase que a
ellos les costó interpretar y casi lo vieron como un reproche por no llevar
suficiente pan, aunque era algo más lo que Jesús quería decirles. ‘Tened cuidado con la levadura de los
fariseos y con la de Herodes’.
No era la
falta de pan sino la levadura que se utilizara para hacer el pan. Ya sabemos
cuáles son las propiedades de la levadura y como es necesaria en la elaboración
del pan y cuantas cosas podamos preparar con la harina. Hablar de levadura era
hablar de fermentación y era hablar por así decirlo de sabor. La levadura que
hace fermentar la masa y hará que esa masa puesta al horno tenga las
propiedades del pan. ¿Puede haber una levadura que estropee el pan o que le
pueda dar otro sabor? Por ahí quizá iba Jesús con aquella recomendación.
Frente al
sentido nuevo de vida que Jesús iba proponiéndoles en el anuncio del Reino de
Dios, los fariseos se oponían y con sus reglamentos y con sus normas proponían
un sentido distinto de la relación con Dios y de la vida misma. Ya en estas
primeras páginas del evangelio de Marcos que vamos escuchando va apareciendo la
oposición que los fariseos hacen a Jesús; están al acecho por si Jesús se salta
la ley de Moisés en el ayuno o el descanso sabático, critican el que Jesús no
les exija a sus discípulos y a los que le siguen aquellas estrictas y
escrupulosas normas que habían ido imponiendo ellos en su interpretación de la
ley y los profetas, tenían otra visión de lo que había de ser la función del Mesías
esperado.
Con sus
maneras de presentarse los puros y los cumplidores trataban de influenciar al
pueblo, aunque en su falsedad e hipocresía eran más bien como les diría Jesús
sepulcros blanqueados por fuera pero llenos de podredumbre por dentro por sus
malas intenciones y deseos. Eran una levadura distinta del sentido nuevo de
libertad y de amor que Jesús les enseñaba. Por eso Jesús les dirá que se anden
con cuidado con la levadura de los fariseos no fueran ellos a verse también
influenciados por esa religiosidad tan farisaica.
Necesitaban
conservar la buena levadura que Jesús iba ofreciéndoles; necesitaban que nunca
les faltara el verdadero pan que les alimentara y les diera vida, ya en algún
momento les hablara de ese pan de vida que Jesús les ofrece y que es él mismo.
Necesitaban que nunca se les apague la verdadera luz que ha de iluminar sus
vidas y las alcuzas han de estar siempre llenas del aceite que las mantenga
encendidas. Necesitaban el agua viva que calma para siempre la sed para que no
busquemos nunca agua en pozos agrietados y resecos, sino que siempre tengamos
esa agua viva que nos da vida, esa agua viva que se va a convertir en vino
nuevo que nos llena el corazón de la alegría de la fe.
He venido
diciendo necesitaban en referencia a lo que Jesús les ofrecía a los discípulos,
pero más bien tendríamos decir que necesitamos nosotros esa buena levadura, ese
pan de vida, esa agua viva, ese vino nuevo y que bien sabemos donde lo vamos a
encontrar porque solo es Jesús el que nos lo puede dar.
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