Démosle un verdadero sentido a esa cruz que hemos plantado en tantos rincones de nuestra tierra y que sea siempre un signo de reconciliación, de amor y de vida.
Hoy en nuestra tierra, hablo al menos de mi tierra canaria aunque sé
que por la mayoría de las naciones de tradición latina sucede de manera
semejante, amanece el día con una profusión de altares rebosantes de flores en
torno a la cruz; en cualquier rincón, en la orilla de los caminos, en la cresta
de las montañas o en los bordes de nuestros barrancos, en el centro de nuestras
plazas o en cualquier cruce de caminos o de nuestras calles, en los patios de
nuestras casas, o en los rincones preferidos de nuestros hogares nos
encontraremos una cruz adornada con profusión de flores.
Es la fiesta de la Cruz. Antaño litúrgicamente se celebraba en este
día ‘la invención de la santa cruz’, que era la conmemoración del
encuentro de la cruz de Cristo por santa Elena allá en el siglo IV junto al gólgota
en el lugar de la crucifixión de Cristo.
Es cierto que litúrgicamente la Exaltación de la Santa Cruz la
celebramos el 14 de setiembre que en general se convierte en la fiesta del
Cristo Crucificado, pero en la devoción y tradición popular es en el 3 de Mayo
cuando el pueblo celebra la fiesta de la Cruz en muchos lugares, además de los
adornos mencionados, con gran solemnidad y grandes festejos.
En nuestra tierra canaria se recuerda el hecho histórico de la
conquista de las islas y en especial en Tenerife y La Palma la fundación de las
ciudades capitales de las islas con su propio nombre está relacionada con esta
fecha. No en vano el conquistador al poner pie en nuestra tierra plantaba la
Cruz allí en la misma playa como un signo de la protección divina que pedía
para su conquista y como inicio de la cristianización de aquella tierra.
Más allá de esos recuerdos históricos sin embargo permanece esa devoción
a la cruz entre nuestras gentes de manera que ante cualquier suceso
extraordinario o doloroso que se pudiera vivir, allí se dejaba como una señal
plantada la cruz. Por eso encontramos esa profusión de cruces en caminos,
barrancos, montañas o acantilados, recuerdo de momentos duros quizá para
familias o pueblos, pero también como signo de salvación que siempre es el
significado de la cruz. No se recuerda quizá el origen de aquella cruz concreta
al paso de los años, pero allí queda levantada como una señal que para nosotros
los cristianos tiene tan hondo significado.
Es cierto que fácilmente se rodea de supersticiones y poco sentido
cristiano de la misma manera que convertimos la cruz en un adorno de alguna
manera ostentoso y superficial, lejano al verdadero sentido de la cruz. Y es
ahí donde un verdadero cristiano ha de reflexionar hondamente para descubrir y
resaltar su verdadero sentido. La cruz, podríamos pensar, es un signo de
muerte, pero para nosotros los cristianos es un signo, el más hermoso signo,
del amor y de la vida. porque ese fue el sentido de Cristo, por eso el pendió
del madero de la cruz como señal de la mas profunda a la vez que cruenta
entrega que nos habla del amor, que nos habla de perdón y que nos habla de
vida.
La cruz para el cristiano es signo de reconciliación porque muriendo
Cristo en la cruz derribó el muro que nos separaba para que viviéramos en la
más hermosa reconciliación con Dios y con los hermanos. Ojalá esa cruz que
contemplamos continuamente al borde de nuestros caminos y tan presente está en
nuestra vida nos empuje siempre a la reconciliación y al encuentro; es lo que tendría
que recordarnos y así fuera punto de encuentro cuando tenemos diferencias con
el hermano, con el amigo o con el vecino para que así encontráramos la
verdadera paz del corazón.
Démosle un verdadero sentido a esa cruz que hemos plantado en tantos
rincones de nuestra tierra y que sea siempre un signo de reconciliación, de amor
y de vida.
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