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jueves, 3 de mayo de 2018

Démosle un verdadero sentido a esa cruz que hemos plantado en tantos rincones de nuestra tierra y que sea siempre un signo de reconciliación, de amor y de vida.


Démosle un verdadero sentido a esa cruz que hemos plantado en tantos rincones de nuestra tierra y que sea siempre un signo de reconciliación, de amor y de vida.

Hoy en nuestra tierra, hablo al menos de mi tierra canaria aunque sé que por la mayoría de las naciones de tradición latina sucede de manera semejante, amanece el día con una profusión de altares rebosantes de flores en torno a la cruz; en cualquier rincón, en la orilla de los caminos, en la cresta de las montañas o en los bordes de nuestros barrancos, en el centro de nuestras plazas o en cualquier cruce de caminos o de nuestras calles, en los patios de nuestras casas, o en los rincones preferidos de nuestros hogares nos encontraremos una cruz adornada con profusión de flores.
Es la fiesta de la Cruz. Antaño litúrgicamente se celebraba en este día ‘la invención de la santa cruz’, que era la conmemoración del encuentro de la cruz de Cristo por santa Elena allá en el siglo IV junto al gólgota en el lugar de la crucifixión de Cristo.
Es cierto que litúrgicamente la Exaltación de la Santa Cruz la celebramos el 14 de setiembre que en general se convierte en la fiesta del Cristo Crucificado, pero en la devoción y tradición popular es en el 3 de Mayo cuando el pueblo celebra la fiesta de la Cruz en muchos lugares, además de los adornos mencionados, con gran solemnidad y grandes festejos.
En nuestra tierra canaria se recuerda el hecho histórico de la conquista de las islas y en especial en Tenerife y La Palma la fundación de las ciudades capitales de las islas con su propio nombre está relacionada con esta fecha. No en vano el conquistador al poner pie en nuestra tierra plantaba la Cruz allí en la misma playa como un signo de la protección divina que pedía para su conquista y como inicio de la cristianización de aquella tierra.
Más allá de esos recuerdos históricos sin embargo permanece esa devoción a la cruz entre nuestras gentes de manera que ante cualquier suceso extraordinario o doloroso que se pudiera vivir, allí se dejaba como una señal plantada la cruz. Por eso encontramos esa profusión de cruces en caminos, barrancos, montañas o acantilados, recuerdo de momentos duros quizá para familias o pueblos, pero también como signo de salvación que siempre es el significado de la cruz. No se recuerda quizá el origen de aquella cruz concreta al paso de los años, pero allí queda levantada como una señal que para nosotros los cristianos tiene tan hondo significado.
Es cierto que fácilmente se rodea de supersticiones y poco sentido cristiano de la misma manera que convertimos la cruz en un adorno de alguna manera ostentoso y superficial, lejano al verdadero sentido de la cruz. Y es ahí donde un verdadero cristiano ha de reflexionar hondamente para descubrir y resaltar su verdadero sentido. La cruz, podríamos pensar, es un signo de muerte, pero para nosotros los cristianos es un signo, el más hermoso signo, del amor y de la vida. porque ese fue el sentido de Cristo, por eso el pendió del madero de la cruz como señal de la mas profunda a la vez que cruenta entrega que nos habla del amor, que nos habla de perdón y que nos habla de vida.
La cruz para el cristiano es signo de reconciliación porque muriendo Cristo en la cruz derribó el muro que nos separaba para que viviéramos en la más hermosa reconciliación con Dios y con los hermanos. Ojalá esa cruz que contemplamos continuamente al borde de nuestros caminos y tan presente está en nuestra vida nos empuje siempre a la reconciliación y al encuentro; es lo que tendría que recordarnos y así fuera punto de encuentro cuando tenemos diferencias con el hermano, con el amigo o con el vecino para que así encontráramos la verdadera paz del corazón.
Démosle un verdadero sentido a esa cruz que hemos plantado en tantos rincones de nuestra tierra y que sea siempre un signo de reconciliación, de amor y de vida.

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