El coraje y la fortaleza del Espíritu del Señor nos mantendrán firmes y perseverantes hasta el final a pesar de que la vida muchas veces no se nos haga fácil
Génesis
46,1-7.28-30; Sal 36; Mateo 10,16-23
Ya nos gustaría que en la vida todo fuera fácil, libre de
contratiempos y problemas. Bien sabemos que se nos convierte en una lucha en la
que ya por nosotros mismos tenemos cada día que superarnos, querer crecer de
verdad como personas superando limitaciones, venciéndonos en los impulsos
negativos que nos pudieran aparecer en nosotros mismos, pero son también los
problemas que vamos encontrando en la convivencia con los demás, o en ese deseo
de hacer que nuestro mundo sea mejor.
No nos es fácil, porque encontramos opiniones distintas, concepciones
de la vida distintas que muchas veces nos pueden llevar a enfrentamientos o a
tensiones que nos pueden hacer sufrir. también nos vamos a encontrar quienes no
comulgan con nuestras ideas y que van a hacer todo lo posible porque nosotros
no las podamos llevar adelante, cuando no desde su poder nos van a hacer la
vida imposible, siéndonos difícil realizar nuestras metas ya sea en lo personal
o ya sea en lo que queremos para nuestra sociedad.
Sucede en la vida social, lo estamos viendo continuamente en la vida política
en donde muchas veces parece que más que proponer nuestras ideas lo que
queremos es destruir al contrario. Es triste que todo lo convirtamos en una
lucha sin cuartel, en una guerra donde no nos importa destruir lo que sea con
tal de destruir al que consideramos adversario y enemigo. Poco puede avanzar
una sociedad así.
Es también la lucha que sufrimos desde el ámbito de nuestra fe. Jesús
nos previno. No seria fácil su camino. Nos hablará en ocasiones de camino
estrecho. Pero nos anuncia también las persecuciones que habríamos de sufrir
por el llevar el nombre de cristianos. Pero ya nos dice también que seremos
bienaventurados cuando somos perseguidos por la causa del Reino. Es una
esperanza, pero es también una manera de vivir. La paz que llevamos en nuestro
corazón nadie nos la podrá quitar; nos podrán quitar la vida, pero no nos
podrán quitar la paz si estamos bien aferrados en el Señor.
Pero igual que sucede en el ámbito social, como antes reflexionábamos,
nos sucede en nuestro caminar con los demás dando testimonio de nuestra fe. No
nos aceptarán; pero es no aceptación se convertirá en persecución. Y Jesús nos
habla de tribunales a los que seremos llevados, nos habla de persecuciones y
muerte que tendremos que soportar en ocasiones de los que son más cercanos a
nosotros que no nos entenderán, que trataran de quitarnos de la cabeza nuestras
ideas, o que nos harán la vida imposible. Son muchas formas, en ocasiones muy
sutiles, con los que vamos a sufrir esa persecución, y lo vamos a tener la vida
diaria de cada día.
Pero Jesús nos habla de que no nos sentiremos solos, que con nosotros
estará siempre la fuerza del Espíritu, que pondrá palabras en nuestros labios,
y fuerza en nuestro corazón. Tenemos el coraje y la fortaleza del Espíritu del
Señor que está con nosotros.
No nos es fácil la vida, decíamos, no nos es fácil el dar nuestro
testimonio cristiano. Pero la perseverancia salvará nuestra vida. Podremos ser
dichosos de verdad aun en medio de esas persecuciones, porque no nos faltará la
paz en nuestro corazón.
No hay comentarios:
Publicar un comentario