Vistas de página en total

martes, 4 de abril de 2017

También nosotros nos hacemos preguntas sobre Jesús pero pongamos a Cristo en los pasos de nuestra vida porque en El encontremos el verdadero sentido de nuestra vida

También nosotros nos hacemos preguntas sobre Jesús pero pongamos a Cristo en los pasos de nuestra vida porque en El encontremos el verdadero sentido de nuestra vida

Números 21,4-9; Sal 101; Juan 8,21-30
‘¿Quién eres tu?’ le preguntan los judíos a Jesús. No entendían de lo que Jesús les hablaba. No terminaban de vislumbrar el misterio de Jesús. Jesús les hablaba de vida y de muerte, de salvación y de condenación, pero Jesús les hablaba sobre todo de creer en El. Era lo que les costaba, poner su fe en Jesús.
¿Qué veían en Jesús? Si se quedaban solo en lo exterior, un hombre como los demás. Ya lo decían, de Nazaret, allí estaban sus parientes, allí se había criado junto a José, el artesano. Algunas veces descubrían en Jesús algo especial, en la forma de hablar, en lo que les planteaba, en las cosas que les enseñaba, en los signos que realizaba que no terminaban de entenderlo porque se quedaban en el taumaturgo que curaba y que hacia milagros pero no llegaban a leer las señales que eso significaba.
Las exigencias que planteaba Jesús de seguirle con radicalidad, la nueva manera de ver y entender las cosas que les hacia cambiar muchos esquemas y planteamientos, la cierta ruptura que se vislumbraba en relación a lo que enseñaban los maestros de su tiempo, la autoridad con que se manifestaba hacia que sintieran admiración, pero no eran capaces de dar un paso mas; seguirle les comprometía, la muestra estaba  en aquellos pescadores que lo habían dejado todo olvidándose de su pesca o de sus ocupaciones habituales los que no eran pescadores. Eso en cierto modo  les asustaba, les hacia quedarse atrás, un poco a la expectativa sin decidirse del todo a seguirle. ‘¿Quién eres tu?’ Preguntaban, y se preguntaban a si mismos.
¿No nos sucederá a nosotros de manera parecida en muchas ocasiones? Nos asusta darle un si total y radical a Jesús. ¿Y si nos equivocamos? Y nos entran dudas, y pensamos que lo que quizás tengamos que dejar atrás, los cambios que tenemos que realizar en nuestra vida. Y ponemos nuestras pegas, nuestras condiciones, y nos hacemos preguntan, y no terminamos de caminar libremente en pos de Jesús.
Muchos otros también se hacen la misma pregunta porque la presencia y la figura de Jesús no deja insensible a nadie, aunque sea como sucede en tantas ocasiones para combatirle. Si con sinceridad miramos nuestro interior nos damos cuenta que nos inquieta, aunque busquemos subterfugios para la huida, para tratar de desentendernos, para no querer escuchar, para que no nos comprometa.
Creo que como creyentes que ahora estamos haciendo este camino cuaresmal que nos prepara para la pascua tenemos que hacernos la pregunta y sin miedos. Busquemos a Jesús, tratemos de conocerle de verdad para ahondar en el misterio de su vida, porque nos va a revelar el misterio de nuestra propia vida. Cristo le revela al hombre la verdad del hombre; Cristo viene a nosotros para que nos conozcamos a nosotros mismos de verdad y encontremos el verdadero sentido de nuestra vida. No temamos poner nuestra fe en El, toda nuestra confianza, toda la apertura de nuestro corazón. Dejémonos transformar por Cristo en esta Pascua que vamos a vivir para que haya de verdad pascua en nosotros.
No se trata solamente de hacer cosas sino que es nuestra vida la que tiene que implicarse. No se trata de hacer actos bonitos vistosos porque ahora es semana santa y vamos a hacer bonitas procesiones. Tenemos que caminar, desde lo más hondo de nosotros mismos, el mismo camino de Jesús. Y hacer el camino de Jesús no es solamente poner flores o mantos preciosos que adornen nuestros pasos procesionales, sino poner a Cristo en los pasos de nuestra vida. 

No hay comentarios:

Publicar un comentario