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martes, 3 de enero de 2017

El nombre de Jesús que nos salva, nos santifica, nos llena de gracia, nos inunda de amor y de paz, que hemos de tener siempre en nuestros labios y nuestro corazón

El nombre de Jesús que nos salva, nos santifica, nos llena de gracia, nos inunda de amor y de paz, que hemos de tener siempre en nuestros labios y nuestro corazón

1Juan 2,29; 3,1-6; Sal 97; Juan 1,29-34
‘Has encontrado gracia ante Dios. Concebirás en tu vientre y darás a luz un hijo y le pondrás por nombre Jesús…’, le decía el ángel a María. ‘No tengas reparo en llevarte a María, tu mujer, porque la criatura que hay en ella viene del Espíritu Santo. Dará a luz un hijo y tú le pondrás por nombre Jesús, porque El salvará a su pueblo de sus pecados’. Son las palabras del ángel a José disipando sus dudas.
‘Le pondrás por nombre Jesús’ es el mandato del ángel en ambos casos. ‘Al cumplirse los ocho días tocaba circuncidar al Niño, y le pusieron por nombre Jesús, como lo había llamado el ángel antes de su concepción’. Le pusieron por nombre Jesús.
Aunque no es una fiesta especial en la liturgia sin embargo nos permite recordar en este día el santo nombre de Jesús. Y aunque muchas veces lo hayamos repetido en estos días de la Navidad, que todo ha estado centrado en Jesús, es bueno que un poco nos detengamos ante este maravilloso nombre. Jesús, Dios nos salva, viene a ser su significado. Como le decía el ángel a José, ‘le pondrás por nombre Jesús porque El salvará a su pueblo de sus pecados’. Es nuestra Salvación, nuestro Salvador. La muestra hermosa de que Dios nos quiere, de que Dios nos ama y en Jesús nos ofrece su salvación. Es en el nombre de Jesús donde encontraremos vida y nos llenaremos de su salvación.
El nombre de Jesús que tenemos que invocar con fe, porque en El encontramos fuerza y encontramos vida, encontramos sentido de lo que hacemos y sentiremos su gracia. ‘En tu nombre echaré las redes’ decía Pedro ante la petición de Jesús y su trabajo encontró sentido y obtuvo sus frutos. En el nombre de Jesús iniciamos toda obra buena, en el nombre de Jesús queremos comenzar nuestro día invocándole que es también bendecidle, bendecir a Dios.
Bendito sea el nombre del Señor, bendito sea el nombre de Jesús porque en El encontramos nuestra santificación. ‘Santificado sea tu nombre’, decimos cada vez que rezamos el padrenuestro bendiciendo a Dios, bendiciendo el nombre de Jesús. En el nombre de Jesús nos santificamos porque en El encontramos la fuerza de su presencia para emprender toda obra buena, para alejarnos de lo malo, para vencer la tentación, para prevenirnos de todo peligro.
‘No tenemos oro ni plata, decía Pedro al paralítico de la puerta Hermosa, pero en el nombre de Jesús levántate y anda’. En el nombre de Jesús llevaremos nuestro amor a los demás, nos haremos verdaderamente solidarios con los que sufren, tenderemos nuestra mano que ayude a caminar, nos convertiremos en presencia que conforta y que anima y que de alguna manera hacemos presente a Dios junto al hermano a través de nuestro amor.
Decir ‘Jesus’ es decir amor, porque nos está recordando lo grande que es el amor de Dios que nos ha dado a su Hijo. Decir ‘Jesus’ es decir misericordia porque nos manifiesta lo que es la misericordia divina que nos perdona y nos levanta. Decir ‘Jesus’ es decir Paz porque El es el Príncipe de la Paz y los ángeles cuando cantaron la gloria del Señor en su nacimiento cantaban la paz que nacía en nuestro corazón porque recibíamos la Buena Noticia de que éramos amados de Dios.
Invoquemos el nombre de Jesús. Tengamos siempre presente en nuestros labios el nombre de Jesús. Que el nombre de Jesús se adueñe de nuestro corazón porque así nos llenemos de su amor.

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