Vistas de página en total

martes, 18 de agosto de 2015

Jesús quiere ayudarnos a emprender un camino en que nos veamos liberados de las ataduras que nos esclavizan

Jesús quiere ayudarnos a emprender un camino en que nos veamos liberados de las ataduras que nos esclavizan

Jueces 6,11-24ª; Sal 84; Mateo 19, 23-30
Cuánto nos cuesta arrancarnos de los apegos del corazón. Queremos tener cosas, parece que no seríamos nada si no nos llenamos la vida de cosas, pero al final terminamos esclavizados de ellas. Tenemos el peligro de que le demos más importancia a las cosas que a las personas, más importancia al tener que al ser, valorándonos por lo que tenemos no por lo que somos.
De ahí lo que le hemos escuchado hoy a Jesús en el evangelio. Fue la respuesta a la reacción de aquel joven que vino con buenas intenciones hasta Jesús porque quería alcanzar la vida eterna, pero cuando Jesús le pidió que se desprendiera de todo, que lo vendiera todo dando el dinero a los pobres para tener un verdadero tesoro en el cielo, ‘se marchó pesaroso porque era muy rico’, como dice el evangelista.
‘Os aseguro que difícilmente entrará un rico en el reino de los cielos. Lo repito: Más fácil le es a un camello pasar por el ojo de una aguja que a un rico entrar en el reino de Dios’. Los discípulos cercanos a Jesús se quedan perplejos ante las palabras de Jesús, no terminando de entender su sentido. Consideran que entonces la salvación es un imposible y así se lo manifiestan a Jesús. Al oírlo, los discípulos dijeron espantados: Entonces, ¿quién puede salvarse?’.
Jesús viene a recordar que la salvación es un don de Dios. Para los hombres es imposible; pero Dios lo puede todo’, les dice. La salvación no nos la ganamos nosotros. Si fuera así no habría hecho falta que viniera el Hijo de Dios a salvarnos. Es un don de Dios al que hemos de responder. Jesús nos traza el camino de la verdadera felicidad. Ahora nos está ayudando a comprender ese verdadero camino en el que hemos de liberarnos de todo tipo de ataduras. Y eso lo podremos realizar no por nosotros mismos, sino con la ayuda de la gracia de Dios. ‘Dios lo puede todo’, con Dios lo podremos alcanzar, todo lo podremos conseguir con la ayuda y la fuerza de la gracia de Dios.
Cuando estamos ahora oyendo hablar de ese desprendimiento de las riquezas quizá podríamos pensar que eso no nos toca a nosotros porque somos pobres. Pero eso sí nos toca a nosotros, porque no solo se trata de grandes cosas, de grandes riquezas, sino quizá de esas pequeñas cosas de la vida a las que nos podamos sentir atados.
Será la televisión y sus programas que nos atan y nos esclavizan, será quizá el teléfono móvil sin el que no nos podemos pasar, serán esas redes sociales que se convierten en una obsesión de nuestra vida, serán esas pequeñas cosas que poseemos y de las que no somos capaces de desprendernos, tantas cosas que se convierten en apegos de nuestro corazón. Cosas que nos valen para relacionarnos hoy, es cierto, pero a las que les damos quizá más importancia que a esa persona que tenemos a nuestro lado, por ejemplo.
Podríamos tener ese espíritu de ricos, aunque fueran pobres nuestras pertenencias, cuando las convertimos en ídolos de nuestra vida. Es sobre lo que tenemos que reflexionar y revisar muchas cosas de nuestra vida, pero que nuestro corazón esté siempre liberado y busquemos la felicidad donde verdaderamente la podemos encontrar.
Que el Señor nos ayude a liberar el corazón de tantas ataduras que nos esclavizan.

No hay comentarios:

Publicar un comentario