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viernes, 19 de septiembre de 2014

Aprendamos a descubrir a tantos que por amor al Evangelio están siempre al servicio de los más pobres y necesitados

Aprendamos a descubrir a tantos que por amor al Evangelio están siempre al servicio de los más pobres y necesitados

1Cor. 15, 12-20; Sal. 16; Lc. 8, 1-3
Son apenas tres versículos el texto del evangelio de hoy. Es como un resumen de la actividad de Jesús. Ya su predicación no se centra solo en las sinagogas sino que ‘Jesús iba caminando de ciudad en ciudad, de pueblo en pueblo predicando la Buena Nueva del Reino de Dios’. Así le vemos recorrer las aldeas y pueblos de Galilea, sin embargo hay ocasiones en que en medio de esas idas y venidas por Galilea donde centra de manera especial su actividad veremos que el evangelista nos hablará de gentes venidas de Judea o de que a las ciudades de Judea también se acerca a predicar Jesús. Y no es solo cuando sube a Jerusalén; es un detalle de este evangelista.
Pero hoy el evangelista quiere subrayar algo más, los que acompañan a Jesús. En otros momentos nos habla de un grupo grande de discípulos, todos aquellos que lo escuchan y comienzan a seguirle más de cerca, con mayor asiduidad. De entre ese grupo ha escogido a los Doce a los que ha constituido apóstoles; ya en otro momento hemos visto su elección. Serán los que están más cerca de Jesús, a los que de manera de manera especial instruye o explica con mayor detalle las parábolas cuando llega a casa, o en ocasiones se los llevará a lugares apartados para estar más a solas con ellos.
Hoy nos dice el Evangelista que ‘lo acompañaban los Doce y algunas mujeres que El había curado de malos espíritus y enfermedades’. No era habitual en los maestros que tuvieran discípulas, sino discípulos. Tenemos que comprender lo que era habitual en la época, en la que las mujeres quedarían siempre en un segundo plano con poco protagonismo. No será así con Jesús que va rompiendo moldes. Quizá con el paso de los siglos aun no hemos terminado de romper todos los moldes necesarios y las discriminaciones siguen estando presentes.
Nos da una breve relación, ‘María Magdalena, de la que habían salido siete demonios’; con cuanta gratitud y amor lo seguiría de manera que es a ella una de las que veremos al pie de la cruz, y para ella será la primera de las apariciones de Cristo resucitado, después ella lo buscara en el sepulcro, lo encontrara vacío, y llorase su desconsuelo a la entrada del mismo.
Nos hablará también de otras mujeres y en este caso se menciona a ‘Juana, la mujer de Cusa, un administrador de los bienes de Herodes’, mencionando también a ‘Susana y otras muchas que le ayudaban con sus bienes’. Creo que esto nos tendría que hacer pensar en muchas cosas.
Como decíamos son pocos los versículos del evangelio, pero creo que nos está ofreciendo algo bien hermoso al darnos esta descripción de quienes siguen a Jesús y de quienes le siguen más de cerca. El Reino de Dios que Jesús va anunciando es una Buena Nueva, una Buena Noticia que se va propagando. Esa novedad del Reino de Dios nos va ofreciendo actitudes y posturas nuevas en quienes seguimos a Jesús; hemos de descubrir y valorar todo ese nuevo estilo de vivir que Jesús nos ofrece como hemos de valorar también a aquellos que van acogiendo ese Reino nuevo de Dios.
Tenemos que abrir los ojos también en el hoy de nuestra vida para saber descubrir y valorar a cuantos acogen también hoy esa Buena Noticia del Reino de Dios y quieren seguir de cerca a Jesús. Cuántas personas buenas, humildes y sencillas podemos descubrir a nuestro lado que están dispuestas a darlo todo por el Reino de Dios. Podrán aportar los dos reales de la viuda pobre porque hay disponibilidad en su corazón, o se consagrarán por el Reino de Dios para en nombre de Jesús y de su evangelio ser servidores de los pobres, de los que nada tienen, atendiendo a los enfermos, cuidando de los mayores, ofreciendo acogida desde lo más hondo del corazón a los que se ven desamparados y nada tienen.

Podemos pensar en esas legiones de ángeles de Dios - así podemos llamarlos o llamarlas - tantos religiosos y religiosas que han consagrado su vida al Señor en el servicio de los más pobres y necesitados en tantos y diferentes carismas que el Espíritu del Señor va suscitando. Como podemos contemplar a tantos y tantos en nuestras parroquias y comunidades que trabajan como voluntarios en tantos servicios de caridad, como podemos mencionar a las Cáritas de nuestras parroquias igual que otras instituciones y organizaciones también para ese fin. En el nombre del Evangelio, porque han escuchado esa Buena Nueva de Jesús anunciando el Reino de Dios, se hacen así servidores de los demás. Tenemos que aprender a descubrir esas personas y todas esas obras así como valorarlos y dar gracias al Señor por tantas almas generosas. 

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